DONOSTIA. Así lo ha confirmado el departamento vasco de Interior, tras las primeras investigaciones sobre lo ocurrido hoy pasadas las 8:30 horas en el Centro Talaso-Sport La Perla, ubicado en el paseo de La Concha, en cuyo interior se encontraban unas 40 personas, entre usuarios y trabajaores.
El gerente del establecimiento, Francis Tamayo, ha precisado por su parte, en declaraciones a los periodistas en el lugar, que el incidente se ha producido por "un error humano" durante la operación de trasvase de productos químicos -habitualmente usados para la desinfección de aguas e instalaciones-, desde un pequeño camión de una empresa proveedora aparcado en el exterior a los tanques del interior del centro.
Tamayo ha señalado que al parecer el cloro suministrado desde el exterior ha entrado en contacto con el contenido de un pequeño tanque relacionado con el PH (sistema de medición para determinar la acidez o alcalinidad de una disolución) situado en la sala de mantenimiento del centro, lo que ha producido una reacción química, "una pequeña nube muy tóxica" y que "todos hayan tenido que salir echando virutas".
UN GRAN SUSTO
El protocolo de actuación fijado por las autoridades para estos casos "ha sido muy aparatoso", ha comentado el gerente, quien sin embargo se ha mostrado satisfecho por su puesta en marcha, porque "las cosas hay que hacerlas bien".
"Ha sido un susto pero gracias a Dios nadie esta mal", se ha congratulado Tamayo, quien ha agregado que "se ha montado un circo" que ha resultado "mucho más aparatoso que lo que en realidad" ha ocurrido.
El gerente del centro termal donostiarra ha asegurado que, por su parte, podrían reabrir en unas horas dado que ni las piscinas ni el resto de instalaciones deportivas que utilizan los clientes ha resultado afectadas, si bien ha admitido que deberán esperar a lo que determinen las autoridades sanitarias.
Por otro lado, Enrique Fuentes, uno de los clientes que disfrutaba de los baños termales en el momento del incidente, ha narrado a EFE que "estaba tomando los chorros en la piscina grande" cuando vio salir corriendo de la zona de saunas, que está en un nivel inferior, "a varias señoras".
Enseguida comenzó a "sentir picor al respirar y más personas que huían corriendo hacia la playa", a través de las puertas de acceso directo que tiene el centro, por lo que él y el resto de usuarios -"pocos, porque era temprano y no había mucha gente"- siguieron el mismo camino para salir al exterior.
Varias decenas de personas en bañador y algunos monitores y operarios de La Perla han esperado unos minutos en la playa hasta la llegada de los sanitarios de emergencia, que han atendido primero a "los que más tosían y tenían peor cara".
Vestido únicamente con un bañador, unas chancletas y una pequeña toalla en los hombros, Enrique Fuentes, un empresario hostelero de Vitoria que acostumbra venir a las termas donostiarras a relajarse en sus días libres, se lamentaba de que toda sus ropa y pertenencias se habían quedado, lógicamente, en la taquilla de los vestuarios, por lo que no sabía cuándo podría marcharse.
La ficha con el número de la taquilla colgada del cuello y una etiqueta en la muñeca que le habían puesto los sanitarios tras pincharle en un dedo para hacerle unos test, corroboraban la versión de este hombre, resignado ante la situación y también aliviado por no haber tenido que lamentar desgracias mayores.