vitoria. La bomba estalló el pasado 9 de junio. En una maniobra inesperada y sin precedentes, Osakidetza anunciaba en una rueda de prensa el descabezamiento de los hospitales de Txagorritxu y Santiago como un paso "definitivo" en la configuración del nuevo Hospital Universitario de Álava (HUA), el proyecto estrella para la provincia del consejero de Sanidad, Rafael Bengoa. La fusión legal de ambos centros se llevaba por delante a sus respectivos directores gerentes, Francisco Villar y Jesús Muñoz, de un día para otro. El ente público creaba una gerencia única para Txagorritxu y Santiago, reconvertidos en dos sedes del HUA, y situaba a sus mandos a Jon Armentia, un profesional de su confianza procedente del Hospital del Alto Deba.
Osakidetza advirtió de que la unificación de las direcciones de los centros iría más allá, afectando también a las de Personal, las económico-financieras y, en un plazo más largo, las médicas y las de Enfermería. Pero la cosa quedó ahí. Lo que los responsables del ente público no contaron entonces es que la comunicación de estos ceses a los afectados se produjo apenas dos horas antes de comparecer ante los medios de comunicación y que precisamente no fueron dos, sino siete. Algunos fulminantes, como los de Villar y Muñoz -aunque el primero fue repescado como adjunto de Armentia-, otros cuatro a muy corto plazo, los de los directores económicos y de Personal de ambos centros, y uno más, el del ya exdirector médico de Txagorritxu, cuya oficialidad no ha llegado hasta el pasado 14 de septiembre.
La nefasta política informativa de la dirección de Osakidetza con los trabajadores de ambos hospitales, un mal endémico pero que en este asunto ha quedado todavía más en evidencia, generó un clima de incertidumbre que se extendió durante 24 horas. Las que tardaron el director general del ente público, Julián Pérez Gil, el nuevo gerente del HUA y otros colaboradores en presentarse tanto en Txagorritxu como en Santiago para ofrecer sus explicaciones. Allí tampoco dieron cuenta sobre las dimensiones reales de la criba de directivos, pero los corrillos se encargaron de expandir la noticia como la pólvora entre sus trabajadores. Los ceses eran, como mínimo, seis, y Osakidetza ya se afanaba en buscar los relevos de los directores de Finanzas (Beatriz Artolazabal y Jesús Escauriaza) y de Personal (Javier Arispe y Javier Pedrosa) de ambos centros. Así lo reflejó en exclusiva DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA en su edición del sábado 11 de junio. Y apenas tardaron unos pocos días en ocupar sus nuevos puestos Fernando Encinar y Alfonso Romano, nuevos directores económico y de Personal del HUA.
Pese a que el oscurantismo, la ausencia de explicaciones claras y la celeridad de los acontecimientos, movieron a los representantes sindicales de ambos centros a exigir sendas reuniones con Jon Armentia y el PNV pidió la comparecencia urgente de la dirección de Osakidetza ante el Parlamento, las explicaciones tardaron demasiado. Y en este contexto, las dudas siguieron coleando en el ambiente.
Cuando el martes 14 de junio este periódico descubrió y corroboró a través de distintas fuentes que el director médico de Txagorritxu, Rafael Sánchez Bernal, era el séptimo implicado en la cascada de ceses y contactó con un portavoz de Osakidetza para confirmar esta información, la respuesta de éste no pudo ser más sorprendente. Únicamente se había cesado a cuatro directores, Villar y Muñoz, así como a Artolazabal y Escauriaza, según explicó.
ceses "no oficiales" Agarrándose a que las otras tres destituciones todavía no habían sido notificadas oficialmente a los implicados, Osakidetza negó la mayor, pese a haber comprobado ya que el ocultismo sólo había producido un profundo malestar en los centros. En su edición del 15 de junio, este diario daba cuenta del cese de Sánchez Bernal, última víctima de la guillotina de Bengoa, y la reacción en el ente público no se hizo esperar para desprestigiar y restar credibilidad a este medio.
Armentia remitía a los trabajadores de Txagorritxu y a este periódico una nota en la que desmentía "rotundamente" la información publicada al tiempo que reunía a sus mandos superiores para que, a modo de cascada, informaran a la plantilla del centro de José Atxotegi de que Sánchez Bernal realizaba su trabajo a su "plena satisfacción". Varias horas después, el mismo portavoz del ente público que un día antes había negado el cese del director médico exigía a este rotativo rectificar las "falsas" informaciones publicadas.
Este medio se negó, intentó contactar sin éxito con Sánchez Bernal para que ofreciese su versión sobre el proceso a través de una entrevista y dos días después recibió una petición de rectificación del afectado mediante una carta. En ella, el directivo calificaba como "falta y no contrastada" la información y amenazaba con acudir a los tribunales si no se reflejaba su versión en este medio. "No contemplo la posibilidad de que además de faltar a la verdad, no cumplan la ley", apuntaba Sánchez Bernal en el escrito. DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA dio cuenta en su edición del 18 de junio del contenido de esta misiva, bajo un titular que reflejaba que el director médico de Txagorritxu había sido ratificado en su cargo. Esta ratificación ha durado menos de tres meses, los que ha tardado la dirección de Osakidetza en cesar oficialmente no sólo a Sánchez Bernal sino a la directora médica de Santiago, Mari Luz del Valle, y unificar las dos direcciones médicas de Txagorritxu y Santiago. Y todo pese a que había prometido un periodo de transición con las dos direcciones, como mínimo, hasta principios de 2012.
Enrique Bárez, hasta ahora subdirector médico del primero de estos centros, tomó el relevo de Sánchez Bernal y Del Valle oficialmente el pasado miércoles 14. En esta ocasión, al menos, el cambio sí fue comunicado oficialmente mediante un escrito a los sindicatos por el director de Personal del HUA, Alfonso Romano. El relevo, sin embargo, fue conocido por muchos de ellos antes incluso de recibir ese escrito, a través de una filtración a un medio de comunicación.
La desconfianza se ha instalado en ambos hospitales a raíz de este proceso, de ahí que Jon Armentia se fijara anteayer en la Comisión de Sanidad del Parlamento como una de sus prioridades "normalizar" su relación con los representantes de los trabajadores. Preguntado por las cuestionables formas en que se ha llevado a cabo el relevo de las cúpulas directivas, marcadas por la falta de claridad, las medias verdades y las malas maneras con profesionales de dilatadísima experiencia en el ente público, el gerente del HUA se limitó a calificarlas como "un proceso natural".