Vitoria. Aprobado, pero con matices. Las pruebas de resistencia a las que han sido sometidas las centrales nucleares del Estado tras la catástrofe de Fukushima, entre ellas Santa María de Garoña, ofrecieron ayer las primeras pistas sobre en qué condiciones responderían estas instalaciones antes graves episodios como terremotos, inundaciones u otro tipo de accidentes. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), órgano que vela por la seguridad de las plantas atómicas, dio a conocer el primer informe de conclusiones al respecto, en el que avala la capacidad de respuesta de las centrales en estos y otros supuestos, aunque les exige perfeccionar algunos de sus protocolos para blindar la seguridad. Garoña no es una excepción, pese a que también ha superado los test de estrés tal y como confiaban sus máximos responsables.

El documento del CSN, elaborado a partir de los informes que las empresas explotadoras de las nucleares le entregaron el pasado 15 de agosto tras realizar sus respectivas pruebas de estrés, ya ha sido remitido a la Comisión Europea para su análisis y adquirirá rango de definitivo, tras su perfeccionamiento, antes del 31 de diciembre. Hasta otro día 31, pero el de octubre, tendrán de plazo las plantas para completar sus análisis, añadir las mejoras que les propone el CSN y remitir al organismo su informe final.

El CSN considera que los documentos preliminares elaborados por las plantas cumplen con las especificaciones de la Asociación de Reguladores Nucleares de Europa Occidental (WENRA) y del Grupo Europeo de Reguladores de Seguridad Nuclear (ENSREG), así como las Instrucciones Técnicas Complementarias (ITC) del regulador atómico español. Aunque el informe del Consejo apunta a que las descripciones y valoraciones realizadas por las plantas son "correctas" y que "disponen de estrategias" para hacer frente a accidentes severos en sus reactores y en el edificio de contención, así como para la gestión de emergencias asociadas, también apunta a que existen informaciones incompletas.

La directora técnica de Seguridad Nuclear del CSN, Isabel Mellado, matizó en declaraciones a Europa Press que las conclusiones sobre las pruebas de resistencia son todavía "muy preliminares", aunque aseguró que se trata de un ejercicio "muy positivo". Otras fuentes del CSN aseguraron a los mismos medios que los informes han cumplido "en forma y fondo" con las mencionadas especificaciones.

En lo que respecta a Garoña, el CSN advierte en su documento de que Nuclenor no ha incluido en su informe ningún análisis sobre los efectos que tendrían sobre la seguridad de la planta sucesos internos derivados de seísmos, como inundaciones internas o incendios, por lo que le exige que incluya estas observaciones en su informe final.

Sucesos creíbles El informe de Garoña tampoco incluye el análisis de posibles efectos de inundación por precipitaciones locales intensas ni analiza el potencial impacto por elevación del nivel de las aguas subterráneas. El CSN también advierte a Nuclenor que en su informe final deberá identificar las acciones que tomaría en caso de roturas extraordinarias de presas o si se produjesen "otros sucesos creíbles" como tormentas eléctricas, heladas, pedrisco o incendios externos. Los protocolos de gestión de accidentes son "en líneas generales, correctos", también las medidas propuestas, aunque el CSN vuelve a identificar aspectos "que deben completarse en el informe final". En líneas generales, el Consejo también propone mejoras en cuanto a los sistemas de refrigeración de la piscina de combustible gastado y las estrategias existentes para hacer frente a una pérdida de dicha refrigeración, así como los aspectos relativos a la pérdida de blindaje radiológico que supondría un descenso de los niveles de agua.

Una vez elaborado el informe final por el CSN, el proceso se someterá a una revisión por equipos formados por representantes de todos los organismos reguladores y de la Comisión Europea, que deberá terminarse antes del próximo abril.