jennifer y Maitane son cazadoras de sueños, de sonrisas, de mentes. Mentes prodigiosas camufladas en carpetas con diagnósticos que marcan a sus dueños como especiales. Diferentes porque una parálisis cerebral o algún otro tipo de afección les impide desarrollar sus habilidades motoras como al resto de los bebés, pero especiales porque "le enseñan a uno a aprender a valorar las cosas importantes de verdad". O, al menos, así lo piensan Jennifer Martínez y Maitane Acha, las profesionales que trabajan con ellos en el Servicio de Fisioterapia de Atención Temprana, un recurso de la Diputación Foral de Álava gestionado por Apdema, que permite que los niños de 0 a 3 años con cualquier tipo de problema en su desarrollo psicomotor o con riesgo de padecerlo minimice sus efectos.
Ellas son dos de los 233 fisioterapeutas colegiados en el territorio histórico y de los 1.758 vascos que celebran hoy el Día Mundial de la Fisioterapia que, este ejercicio, resalta especialmente la labor que ellas desarrollan bajo el lema Parálisis cerebral: una vida en movimiento con la Fisioterapia. Y. precisamente. esto es lo que no falta en los locales de Manuel Iradier donde trabajan: actividad. Porque quizás estas dos vitorianas nunca pensaron cuando cursaron sus estudios que acabarían trabajando fuera del mundo de las unidades de trauma o del deporte, los más conocidos de su profesión, pero ahora no se imaginan lejos de sus "nenes" porque para ellas "es un privilegio trabajar con estos niños".
Ahora son tías de decenas de bebés que han pasado por sus manos maravillosas, que han sabido moldear, sin los pequeños saberlo, esas mentes prodigiosas para ayudarles a encontrar las trampas necesarias que les permitan desarrollar habilidades que de otra forma no lograrían. "Hay que trabajar todo lo posible hasta los seis años porque es donde hay más plasticidad neuronal para que la funcionalidad pueda reorganizarse. La fisioterapia pediátrica no es sólo fisioterapia, sino que también tienes que lograr otras cosas como la motivación. Es un contexto muy controlado para conseguir lo que tú quieres", explica Jenny.
Y lo logran. Aunque una simple mirada a su lugar de trabajo lo asocie más a un txiki park o un gimnasio, como al principio creen algunos padres. El caso es que esta disciplina dentro de la fisioterapia no es muy conocida. "Es muy distinto a la que se conoce de forma más habitual. Es importante que la terapia sea significativa y que el niño vea que le sirve para algo", explica Jenny, que lleva 12 años trabajando en este campo. "Tiene que ser algo activo en lo que el crío participe y esté motivado para que lo que hace aquí, lo generalice a su vida cotidiana y así progrese", corrobora Maitane, que llegó hace cuatro años al servicio.
jugar aprendiendo Los resultados demuestran que es evidente que la implicación de los niños está asegurada. Porque cuando uno entra al centro de atención temprana lo primero que se oyen son los gritos de alegría y las carcajadas desenfrenadas de los pequeños. Y nada más entrar a las salas de fisioterapia un mundo de múltiples colores en forma de tubos, juguetes, bañera de bolas, rulos y demás estimulaciones le llevan a uno a comprender las caras de felicidad de los pequeños.
Pero lo importante está detrás. Más allá del paraíso del juego que los niños ven a primera vista, porque de lo que se trata es de que "aprendan jugando. Tenemos que camuflar nuestros objetivos motrices en juegos en función de los objetivos de cada niño". Unas actividades que sirven para regular el tono muscular y facilitar los movimientos adecuados y las habilidades psicomotrices, prevenir la aparición de alteraciones secundarias y deformidades así como a enseñar a los padres a adaptar materiales y fabricar ayudas técnicas y a llevar a cabo un manejo adecuado de su hijo. Las sesiones de colchoneta se alternan con las posturales para hacer sillas que les ayude a mantener la postura o escayolas parciales para las piernas que les permitan empezar a ponerse en pie.
Un sinfín de aplicaciones para lo que la especialización continuada y la inclusión de las nuevas herramientas son muy importantes. "Hay muy poca formación y escasa conciencia de lo que se hace desde la fisioterapia pediátrica y de lo que sirve para potenciar lo que pueden hacer", apunta Jenny. Aunque aseguran que sí se ven reconocidas. "No nos sentimos infravaloradas en nuestra actividad, pero sí que, a veces, desde la sociedad no se entiende que detrás de cada juego hay un aprendizaje", apunta Maitane.
Porque para ellas lo más difícil no se encuentra en las dificultades o frustraciones que se puedan encontrar en las capacidades del bebé, sino en el mundo que le rodea. "Muchas veces el entorno limita más al niño que sus dificultades neurológicas", reconoce Jenny, que aboga por trabajar en positivo y dejar a un lado la compasión. "En ocasiones, lo más complicado es transmitir a los padres la importancia de lo que se hace aquí y de que lo hagan en casa o a los profesores de que una postura y una manera específica puede cambiar mucho las cosas. Porque cuando dicen que es vago, a lo mejor es que los niños no pueden hacerlo", remarca Maitane. Y es que la familia ocupa un papel fundamental en la mejoría de estos menores. "Es lo más importante después del nene porque son quienes mejor conocen a sus pequeños y su participación es fundamental. Nosotros les damos pautas de manejo para que luego puedan continuar el contenido de las sesiones en casa", explica Jenny.
gateo de 'subidón' Pero todo esto se olvida cuando llegan a ese momento especial con sus chiquitines. "Los de parálisis cerebral son nuestra debilidad", admiten y justifican su predilección por ser aquellos que más afección psicomotora tienen. "Cada cosa nueva que alcanzan no es lo mismo que para otro niño. Aquí, que gatee un niño es un subidón tremendo", explica Maitane. Por ello, hay algunos que quedan en su corazón para siempre. Como Lucía, una niña con espina bífida y muchas complicaciones médicas hasta el año y medio, que tuvo en vilo a Maitane en muchas ocasiones. "Entró con tres meses y acabo de darle el alta ahora con tres años. A día de hoy está en la ikastola, ya habla e incluso camina con un andador. Es muy autónoma. Con todas las complicaciones que tenía yo pensé que no iba a salir adelante, pero es el mejor ejemplo de que se puede llegar muy lejos trabajando y con las ganas de todo que ella tiene", reconoce feliz.
Y en este punto precisamente coincide Jenny, que encuentra difícil decidirse por uno de los bebés a los que ha tratado. Aunque en su particular caja de bombones había uno especial. "Jon fue uno de mis primeros niños y me demostró cómo aunque tus dificultades sean muy grandes, la motivación puede superarlo todo. Sus ganas de hacer, aprender, jugar, comunicar, aunque no podía hablar, eran tan grandes que cada día me decía a mí misma, ¿cómo no voy a darlo todo si me tengo que poner por lo menos a su altura? Todo lo que te enseñan estos niños es un máster", asegura. Por ello, ambas fisioterapeutas tienen muy claro lo que solicitan en este Día de la Fisioterapia focalizado especialmente a su trabajo diario. "Que se puedan contar con los recursos necesarios para que los niños que necesitan fisioterapia en los primeros años no tengan que esperar en listas porque ese tiempo es muy valioso y en sus casos se pierde mucho", reclaman.
Hoy es el Día Mundial de la Fisioterapia pero Jenny y Maitane celebran cada jornada su profesión. Porque ellas moldean con sus manos maravillosas mentes prodigiosas. Porque la vida es movimiento y el movimiento se demuestra andando.