vitoria

Desde comienzos de año, quince personas han perdido la vida como consecuencia de accidentes en la naturaleza, ya sea en la montaña, en la mar o en las costas vascas. Muchos incidentes podrían evitarse respetando unos principios y unas normas básicas de seguridad. Son accidentes causados, en gran medida, porque las víctimas se confían. No obstante, cuando los incidentes suceden, solo queda esperar a los equipos de rescate. La Brigada Móvil de la Ertzaintza cuenta con 90 agentes profesionales, patrones de embarcación e instructores de buceo, especializados en alpinismo, escalada, espeleosocorro y rescate marítimo. Son expertos que trabajan 24 horas al día los 365 días del año para garantizar la seguridad de los ciudadanos. La Brigada se conforma por tres secciones profesionalizadas en el ámbito del rescate. Son profesionales validados por titulaciones vigentes: patrones de embarcaciones; buceadores de alta, media y baja profundidad; instructores de buceo o guías de montaña, con muchas horas de entrenamiento y experiencia a sus espaldas. "Somos prácticamente los únicos profesionales en Euskadi y en el Estado que cubre los tres ámbitos", recalca Jon, miembro de la unidad.

La Brigada Móvil de la Ertzaintza se creó en 1984 y dos años después surgieron dentro de ella los tres grupos de rescate, para hacer frente a la necesidad de contar con personal especializado en técnicas de montaña, buceo y salvamento marítimo.

La base de la Brigada se emplaza en Iurreta. Se trata de una ubicación estratégica, en el centro neurálgico de los tres territorios. A excepción de la Unidad de Rescate Marítimo que se sitúa en Zierbena, las unidades de Rescate de Montaña y de Buceo trabajan y se entrenan en estas instalaciones. Y es que su radio de acción se extiende por los tres territorios históricos.

Son un total de 90 profesionales repartidos en estas tres secciones dedicados a salvar vidas. Las unidades de buceo y montaña se dividen en cuatro grupos de ocho personas cada uno, mientras que la unidad marítima está compuesta por seis personas en cada uno de sus cuatro grupos. A estos agentes se suma por temporadas una persona en periodo de formación. El aprendizaje, tanto de los agentes recién llegados como de los veteranos, es continuo. Efectúan colaboraciones con otros grupos de salvamento y entre ellos mismos para intercambiar conocimientos y experiencias. "Estos profesionales poseen conocimientos muy por encima de lo exigido, ya que se selecciona a agentes con una experiencia previa en estos campos y con la titulación pertinente", resaltan desde la brigada.

Cada grupo permanece una semana, día y noche, de retén, es decir, de guardia, y la semana siguiente entrenando en escenarios reales fuera de sus instalaciones.

Las tres secciones trabajan por objetivos. Su prioridad es mejorar los tiempos de reacción y de movilización desde que reciben la alerta hasta que llegan al lugar de los hechos. Desde que el centro coordinador de emergencias da la señal, disponen de 10 minutos para salir de la base de Iurreta. A partir de ahí, el tiempo de movilidad varía dependiendo del punto al que tengan que desplazarse. 35 minutos para Bizkaia, 40 para Araba y 50 para Gipuzkoa. "El tiempo es muy importante en nuestra labor. Nuestro tiempo de respuesta está por debajo de los 8 minutos", matiza Jon.

Por tierra

La experiencia es un grado

Rescates en simas, en laderas, en acantilados, en cuevas, incluso en ciudad. Trabajan buscando pruebas en crímenes, enfrentándose a condiciones meteorológicas extremas como nieve, viento, frío, lluvia y hielo. La profesionalidad de los 32 miembros de la unidad de Rescate de Montaña de la Ertzaintza les permite hacer frente a estas dificultades. Los años de experiencia les proporciona la capacidad de examinar de un vistazo el entorno y tomar decisiones en segundos. "Muchos agentes eran antes alpinistas y escaladores expertos", destaca Jorge, responsable del grupo de montaña. Subraya que "lo que más ha mejorado con el tiempo es la organización; antes se improvisaba más, ahora está todo controlado". Entre las experiencias más duras vividas a lo largo de su carrera, Jorge recuerda un rescate en Cantabria. "Estuvimos tres días metidos en una cueva para rescatar a una espeleóloga francesa que había sido sepultada por un desprendimiento. Fue un rescate muy laborioso en el que participaron más de 150 personas", ilustra Jorge. "Los rescates en cuevas son los más curiosos: te metes en una pequeña cavidad, vas picando para avanzar y no sabes si podrás salir. Son complicados, requieren más gente y más personal y lo peor es el frío", señala.

Por mar

32 buceadores profesionales

Cuando la población piensa en la Brigada Móvil viene a su mente la imagen de un rescate de montaña; la sección de buceo es para muchas personas una desconocida. "Llevamos más de 20 años trabajando y todavía hay personas que no nos conocen ni saben el trabajo que hacemos", explica Juan Luis, responsable de uno de los grupos de buceo.

Los 32 agentes que forman la Unidad de Buceo son también profesionales especializados en rescates a todos los niveles, algunos incluso son instructores. Es el caso de Juan Luis, buceador con una dilatada experiencia. El área de actuación de esta sección es muy amplia: realizan rescates en mar, ríos, pantanos o estanques. "También colaboramos con la unidad de montaña en rescates en pozas subterráneas. Ellos no pueden sumergirse porque no tienen el título de buceador", aclaró. Al igual que los rescatadores de montaña, los buzos realizan salvamentos, búsquedas de pruebas y de personas y servicios preventivos en actividades lúdico- deportivas. "No solo realizamos la cobertura de seguridad cuando hay un evento, sino que hacemos labores preventivas en puertos y costas todo el año", resalta el agente.

Para Juan Luis, los rescates subacuáticos más complicados son los de pantanos, "porque la visibilidad es nula, hay corrientes y muchos elementos, estructuras y vegetación que nos pueden atrapar", explicó.

Por aire

Dos pilotos, el operador y el rescatador

Los helicópteros son un elemento más en los rescates. La Brigada Móvil de la Ertzaintza cuenta con dos helicópteros de rescate: uno con configuración de montaña y el otro de mar. "El de mar cuenta con flotadores y ambos llevan equipación necesaria para el rescate en su interior", resume Patxi, piloto y antiguo miembro del grupo de buceo.

En todos los vuelos, y sobre todo en los rescates, viajan siempre dos pilotos. A estos les acompaña un operador y, dependiendo del tipo de emergencia, un rescatador de buceo y dos de montaña. "La montaña es diferente porque uno debe asegurar la zona para que su compañero se descuelgue", destaca.

El Servicio de Atención de Emergencias es quien decide si es necesaria la intervención del helicóptero y especifican cuál es su tarea. "Puede ser un rastreo, un rescate o una búsqueda, bien en el monte o bien en la mar, donde es más difícil", afirmó Patxi.