Bilbao. Ramadán. Así se llama el noveno mes lunar del calendario en el que se basa el Islam y que, al igual que hace 33 años, comienza hoy, primero de agosto, en pleno verano. Los musulmanes de todo el mundo aguardan este sagrado mes para reunirse en familia, además de emplear este tiempo para reflexionar e indagar en su espiritualidad y tratar, de esta manera, de mejorar cómo persona. A pesar de que se trata de una celebración muy arraigada en los países árabes, en Euskadi, esta festividad no pasa inadvertida. De hecho, en los próximos treinta días algo más de 47.000 musulmanes afincados en la CAV y Navarra están llamados a ayunar para continuar, de esta manera, con una tradición que se celebra desde hace más de 1.400 años, según el calendario musulmán.
Pero, ¿cómo recibe el pueblo musulmán afincado en Euskadi la llegada de esta fecha tan señalada? Según explica Mustafa, un joven bilbaíno de origen bereber que regenta una carnicería en el barrio de San Francisco, con mucha ilusión y, sobre todo, con grandes dosis de dulces. "Se tiende a degustar más dulces de lo habitual y el dátil pasa a convertirse en el producto estrella", explica Mustafa, quien estos días exhibe en su comercio un escaparate repleto de estos productos.
Con miel, canela y frutos secos las poseedores de las recetas preparan un amplio surtido de estos pasteles para compartir con sus familias, los que no tengan tiempo para hacerlos ellos mismos. Todo el que quiera probar estos dulces árabes pueden acercarse a la carnicería de Mustafa en la calle San Francisco.
"Los primeros alimentos que solemos ingerir cuando cae el sol suelen ser dátiles, agua, leche y sopa, pues son ligeros y abren el apetito", remarca, "además, los dátiles y los pasteles tienen un alto valor energético y fortalecen el cuerpo tras el ayuno" cuenta el bereber.
Y, es que, desde hoy hasta el próximo 30 de agosto, los musulmanes tendrán prohibido tomar alimento alguno hasta el ocaso, momento que aprovecharán para hidratarse antes de comenzar con los rezos. Será a partir de las 23.00 horas cuando se sentarán a la mesa para cenar y reponer fuerzas. Para la principal comida es frecuente preparar ensaladas y carne o pescado con vegetales y pasas.
Objetivo del ayuno Los musulmanes se sirven del ayuno y abstinencia total durante las horas de sol como ejercicio para incrementar la paciencia, la humildad y la espiritualidad. Esto se percibe en "el buen ambiente" que hay durante este mes. Abdelghani, un joven musulmán quien espera emocionado el Ramadán afirma notar que "la gente está más feliz". A su vez, en esta fecha se tienden a hacer más donaciones (Sadaqa). Uno de los pilares de la religión consiste en acortar las distancias que puedan darse en la sociedad. Para las ansiadas cenas, o desayunos para ser exactos, no se preparan comidas específicas. Pero a ellas les gusta variar, y con lo que hay en casa cocinan platos elaborados que no se suelen comer el resto del año. Se tienden degustar más dulces que lo habitual y el dátil pasa se convierte en el producto estrella.
Los que quieran probar estos dulces árabes pueden acercarse a la carnicería de Mustafa en la calle San Francisco. Este bilbaíno de origen bereber ha preparado un escaparate repleto de dulces y dátiles para el Ramadán.
Amal, la mujer del peluquero de la calle San Francisco, asegura que tras el Ramadán, aunque se crea lo contrario, "acabas engordando unos kilitos, y se gasta un dineral". Anota que es "algo más difícil" cumplir con las tareas durante el mes de Ramadán aquí. "Dormimos poco y con lo niños tenemos que mantener los horarios cotidianos". Puntualiza que en los países musulmanes la gente duerme durante el día y hace vida nocturna facilitando el ayuno y el descanso. Como en culturas basadas en el Cristianismo, las sobremesas pueden prolongarse. Existe cierto paralelismo entre las navidades cristianas que se celebran en Euskalherria y el aspecto social del mes de Ramadán. Es usual ver más trajes tradicionales, reunirse para comer y hacerse regalos. También se vive un momento de mayor entendimiento y afecto. Igualmente, se recuerdan épocas pasadas y se repasa la herencia de historias familiares. Pero los musulmanes bilbaínos muestran que el consumismo navideño es remplazado por la búsqueda de la espiritualidad y la reflexión.
Esta noche la familia Ouafa romperá el primer ayuno con crepes, té y almendras. Unas dos horas más tarde, cuando regresen los hombres de la mezquita, Amal tendrá la comida preparada: pan marroquí, ensalada y tahina de cordero y pasas.