Vitoria. El consejero vasco de Sanidad, Rafael Bengoa, tildó ayer de "punto de equilibrio" los 18 puntos con los que se valorará al euskera, en la nueva OPE de Sanidad, frente a los 100 que corresponderán al examen o los 80 del currículum. Se trata de una nueva forma de evaluación que, a su juicio, iguala la balanza entre "dos visiones" contrapuestas que piden un menor o mayor peso de la lengua vasca en la prueba.
Bengoa considera, que este porcentaje, que supone el 10% de la puntuación total, permitirá "que no se vean afectados" ni los servicios del sistema sanitario ni las posibilidades de acceder a Osakidetza entre aspirantes de todo el Estado. Una cuestión esta última que se debe a la enorme cifra de candidatos procedentes de otras comunidades autónomas que se espera que vengan a Euskadi, por ser la que más plazas oferta, 2.600, en el ámbito sanitario. Una cifra que dista mucho de las 433 de Aragón, las 326 de Castilla y León o las 155 de Extremadura.
"Las ofertas de empleo públicas anteriores eran absolutamente limpias pero estaban mal concebidas por el intento de ir demasiado rápido con la euskaldunización", argumentó el consejero, quien en todo caso quiso aclarar que el euskera "no es un problema". Lo que sí que lo es, tal y como criticó, es "la velocidad a la que se quiere impulsar esa discriminación positiva".
En especial, por las diferencias a la hora de pisar el acelerador. "Algunos pretenden volver a una situación en la que el euskera apenas cuenta y otros piensan que sí tiene que contar de una forma exagerada". En este contexto, Bengoa aseguró que su consejería "busca un punto de equilibrio en el que no se vean afectados los servicios del sistema y las posibilidades que tenga la gente de toda España de concurrir a nuestros concursos". Algo que de no hacerse empequeñecería a Euskadi. "Un país que piensa que no tiene que atraer a profesionales de fuera y crear condiciones normales para que así sea, se va a ir empobreciendo", defendió.
De esta manera, Osakidetza apuesta porque la lengua vasca en la OPE de este año no tengan un papel determinante. Pero esta decisión puede acarrear más de una polémica, si se recuerdan los esfuerzos que la sanidad pública vasca prometió hacer por avanzar en la normalización lingüística, cuando el Observatorio de los Derechos Lingüísticos la calificó como "punto negro" en el camino hacia el bilingüismo real.