Donostia. El tiempo libre y la diversión favorecen en verano las relaciones sexuales, y en ellas, en muchas ocasiones, los adolescentes se enfrentan a riesgos innecesarios que después se manifiestan en forma de embarazos no deseados, abortos o infecciones de transmisión sexual y sida. "Los jóvenes creen que lo saben todo y, a veces por pudor, no se atreven a preguntar. Por eso, muchas veces se dejan llevar sin más y no piensan en las consecuencias que pueda tener una relación sexual de riesgo para el resto de sus vidas", explica con vehemencia la ginecóloga Isabel Serrano, presidenta de Federación de Planificación Familiar Estatal y con toda una vida dedicada a la salud sexual y reproductiva.
En los últimos años se ha producido una tendencia a la disminución en la edad de inicio de las relaciones sexuales y de penetración vaginal, acercándose así los adolescentes vascos, al igual que los del resto del Estado, a la situación que se produce en los países europeos del entorno. Actualmente, esta edad se sitúa, para chicos y chicas, entre los 16 y los 17 años, según los datos de la encuesta Daphne de sexualidad y anticoncepción en jóvenes.
Especialistas con una amplia experiencia, como Isabel Serrano, consideran que la educación sexual y de los afectos se hace producto de primera necesidad. "Hay que intentar que los adolescentes lleguen a la sexualidad con la mejor preparación para que el inicio de sus relaciones sexuales sea libremente elegido, no traumático y alejado de riesgos, no sólo de embarazos, sino de las infecciones de transmisión sexual", coincide en señalar la ginecóloga Paloma Lobo, del Infanta Sofía de Madrid.
Alcohol y sexo Diversos estudios realizados entre jóvenes de ambos sexos, en edades comprendidas entre los 14 y los 15 años, han evaluado la relación que se produce entre la ingesta de alcohol y su comportamiento sexual. Del mismo se observó cómo la mayor precocidad en la ingesta de alcohol por los adolescentes se asocia, de forma significativa, a un inicio más precoz de las relaciones sexuales, a un mayor número de parejas sexuales y a coitos no protegidos. "La conclusión de este estudio es que podría ser altamente efectivo asociar a la educación sexual, la educación sobre el alcohol, y que también se incluya el consejo contraceptivo en la adolescencia temprana", subraya el profesor de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Sevilla, José Luis Dueñas.
Sin embargo, el haber recibido educación general no es sinónimo de uso más adecuado de los métodos anticonceptivos, ya que en la última encuesta realizada a la población general el uso inadecuado de la píldora relacionado con la nefasta práctica de los "descansos" es más frecuente en los grupos de población con mayor nivel de estudios.
"Educación y responsabilidad deben ir de la mano desde la primera vez", sentencia Ezequiel Pérez, presidente de la Fundación Estatal de Contracepción (FEC). "La ausencia de uso de método anticonceptivo eficaz en la primera relación se va a asociar a una tasa hasta seis veces mayor de embarazo adolescente", explica el experto.
La importancia de evitar un embarazo no deseado en la adolescencia es capital. Por un lado, para evitar la nunca agradable decisión de interrumpir un embarazo. Y, por otro, por las consecuencias determinantes que en la biografía de las madres adolescentes va a tener este embarazo respecto a las también madres que lo son pasados los veinte años. Por un lado, sus acontecimientos vitales del ámbito privado se van a precipitar: la asunción de responsabilidades frente al hijo, la emancipación, el emparejamiento y las sucesivas maternidades van a producirse en un periodo más precoz (antes de los 20 años). Sin embargo, apostilla Ezequiel Pérez, los acontecimientos relacionados con la incorporación a la vida adulta, desde el punto de vista social, se van a ver retardados o dificultados de forma definitiva. De este modo, la incorporación al mercado laboral será más tardía, las tasas de actividad menores y los empleos, menos estables y peor retribuidos".
Rompiendo mitos Este experto aboga por romper el mito circulante todavía entre muchos jóvenes de que la primera relación no permite el embarazo, "hay que incidir reiteradamente en la importancia capital de utilizar un método anticonceptivo eficaz desde la primera de las relaciones con penetración que se mantenga", asegura Pérez. "No es algo a improvisar y dejar para más tarde; es primordial que este mensaje cale en la población adolescentes. Las consecuencias de retardar este aprendizaje pueden ser muy negativas para la vida futura", apostilla.
Sobre educación sexual se habla mucho y se hace poco, opina la ginecóloga Isabel Serrano, de la Federación de Planificación Familiar. "La educación sexual es una cosa muy seria que no puede abordarse desde la confrontación ideológica o política", añade. Y es que durante su crecimiento, los niños y las niñas van recibiendo información, adquieren conocimientos y desarrollan valores, actitudes y habilidades relacionados con su propio cuerpo, y con el de los demás, con las relaciones interpersonales, con la intimidad, con el contacto entre ellos y ellas y con la sexualidad. "Este proceso continúa durante la adolescencia, periodo en el que las fuentes de información van cambiando. Si hasta entonces la familia es fundamental, cada vez más aparecen como informadores y educadores informales el grupo de amigos y los medios de comunicación", reconoce Isabel Serrano. "En todo el proceso, el sistema educativo y el sanitario constituyen las únicas fuentes de educación sexual formal. Por eso, añade, es fundamental establecer unos criterios, unos contenidos y una metodología pedagógica basados en los conocimientos científicos".
Serrano subraya el profundo sufrimiento que la sexualidad puede causar a los jóvenes, a veces por desconocimiento. "Igual que no hay que culpabilizar, tampoco se debe frivolizar, porque para ellos es muy importante", Eso sí, deja claro que "el mejor anticonceptivo es la información".