Zalla. Las empresas de servicios funerarios, reunidas en la patronal Panasef, de ámbito estatal, consideran que la nueva ley es un "despropósito". La gerente de Funeraria Aranguren, de Zalla, Mari Ascen García de Andoin, acaba de regresar de Madrid, donde ha representado a las empresas vascas en la última reunión de esa patronal.

¿Con qué parte de la nueva ley no están de acuerdo las empresas de servicios funerarios?

En realidad no estamos de acuerdo ni empresas, ni trabajadores ni consumidores. Una de las cosas en la que más chocamos es que cualquiera va a poder abrir una funeraria; va a ser igual de fácil abrir una funeraria que una peluquería. Todos estamos de acuerdo con liberalizar el sector, pero las cosas deben estar reguladas. Hay que exigir que al frente de las empresas haya una persona responsable que sepa lo que tiene que hacer y que cuente con medios para ello. La ley debería determinar las instalaciones mínimas que debe tener una funeraria, los coches fúnebres, la preparación de su personal... Esta ley supone un paso atrás.

¿Es peor que la legislación vigente?

Sí. Ni siquiera dice que es necesaria una licencia de sepultura. ¿Qué vamos a hacer, coger el muerto y llevarlo al cementerio sin ninguna documentación?

¿Qué opinan de los nuevos plazos para los enterramientos?

Aquí también se contradicen, porque la ley del Registro Civil especifica que sólo se puede enterrar pasadas las 24 horas. Y esta nueva ley permite el enterramiento antes.

Dice el Gobierno que estos cambios tienen como objetivo abaratar costes. ¿Lo comparten?

Para nada, no se va a abaratar, porque el sector ya estaba liberalizado desde que se reglamentó al respecto en 1996. Ahora están liberalizando sin sentido. Además, el que no quiera gastar no gasta. El que quiere funerales baratos también los tiene.

Pero la idea más extendida es que morirse es muy caro.

En el proceso intervienen la persona que atiende, los chicos que ponen las esquelas, los que recogen el cuerpo y lo preparan, debo tener una sala de preparación, una cámara, tengo que llamar al médico y al enterrador, a la hora del funeral hay que contar con dos personas, he tenido que contactar con el de las flores, el periódico... Empiezas a sumar y ahí es donde la gente se da cuenta de que no es tan caro.

¿Peligran las medidas higiénico sanitarias con esta ley?

No lo sé, igual sí. Es una barbaridad que se pueda tener un cuerpo sin enterrar siete días. O dejar 72 horas a un fallecido de cáncer terminal... En estos casos, siempre decimos a la familia que los entierren cuanto antes, porque de un día a otro cambian mucho los cuerpos y el recuerdo que le quedará a la familia no va a ser demasiado agradable.

¿Cuáles son los pasos que darán de aquí a que la ley pase al Congreso?

Queremos hablar con los partidos para que se introduzcan enmiendas que hagan una mejor ley, no sólo para las empresas, sino también para los consumidores.