vitoria. La capital alavesa necesita una revisión del mapa escolar. En otras palabras, necesita volver a planificar su oferta educativa en función de las necesidades que plantea cada barrio. El crecimiento de la ciudad por tres de sus cuatro costados, Lakua, Salburua y Zabalgana, ha puesto de manifiesto un terrible desequilibrio entre la demanda y la oferta de plazas escolares en Vitoria.

Desde que los primeros edificios de los nuevos barrios empezaran a asomar por el horizonte de la ciudad, han sido constantes las quejas de las familias por no poder escolarizar a sus hijos en el entorno en el que residen. Buen ejemplo de ello es lo que ha ocurrido en Salburua. El pasado mes de enero se inauguró el primer colegio y antes de que echara a andar ya se ha quedado pequeño. Un total de 22 niños están sin plaza para el próximo curso.

La falta de planificación y previsión es la crítica más frecuente que se le hace al Departamento de Educación que, consciente de ello, tiene ya en sus manos un nuevo decreto que regulará las condiciones del nuevo mapa escolar. Sin embargo, éste no termina de materializarse, y no es un asunto fácil. La capital alavesa ha experimentado durante los últimos años notables transformaciones que han condicionado la oferta educativa y que le ha llevado, no hace tanto tiempo, a cerrar numerosos centros de enseñanza que, ahora, se echan en falta.

El descenso de la natalidad a finales de los años 90 precipitó la decisión. En sólo una década, desde 1996 hasta 2006, Vitoria ha sido testigo de la desaparición de nada menos que once centros de Educación Infantil y Primaria. El incremento de la matrícula en las etapas más tardías, como Secundaria y Bachillerato, provocó que algunos de ellos fueran transformados en institutos. Es el caso de Juan Ramón Jiménez, que ahora es el IES Construcción; Reyes Católicos, transformado en Koldo Mitxelena; Canciller Ayala, actualmente Ekialde; y Marcelino Losa, que pasó a ser Ramiro de Maeztu.

Otros simplemente cambiaron de nombre, y posiblemente de proyecto educativo, como es el caso de Bambi o el colegio Sancho el Sabio, que son ahora las ikastolas Landazuri y Aranbizkarra, respectivamente. Manuel Machado, por su parte, se ha transformado en el IPI Sansomendi, uno de los pocos centros públicos integrales con los que cuenta la capital alavesa, junto con Ikasbidea. Sin embargo, centros como Nuestra Señora de Las Nieves, Ruiz de Garibay, Pío Baroja o Valle Inclán desaparecieron definitivamente del mapa escolar y ahora se destinan a otros usos, como a acoger el excedente de aulas de la Escuela Oficial de Idiomas o a formar bailarines.

El cierre de todas estas escuelas contrasta con lo que ya se venía advirtiendo hace unos años. Un estudio llevado a cabo por el Gobierno Vasco, que analizaba la evolución del mapa escolar entre los años 1996-2006, ya apuntaba a las necesidades que presentarían a corto plazo algunas zonas de Vitoria, como el Sureste, donde se estaba produciendo un "importante desarrollo" en el barrio de Salburua. Durante este periodo de tiempo el número de niños matriculados en una escuela infantil pasó de los 1.217 a los 2.090, y pese a ello se cerraron cuatro colegios.

Algo similar ocurrió en el Oeste, donde Lakua también había extendido sus tentáculos. Los nacimientos se disparaban de los 1.780 a los 2.109 anuales, y también desaparecieron colegios. La falta de planificación puso a prueba la paciencia de sus vecinos, hasta que se creó la primera escuela del siglo XXI, el CEP Ibaiondo.

Mucho más tiempo han tardado en responder a las necesidades del resto de los nuevos barrios. Zabalgana inauguró su primer colegio en enero de 2010 y Salburua lo ha hecho este mismo año. En Mariturri, los alumnos de momento se tienen que conformar con recibir las clases en barracones hasta que se construya el colegio. En Lakua, además, el pasado año también entró en funcionamiento una nueva escuela. Sin embargo, la planificación sigue siendo insuficiente.

El caballo de batalla está también en la Educación Secundaria. Sólo Lakua cuenta con un instituto propio, el de Mendebaldea, pese a que en dos años podrá disfrutar de un nuevo equipamiento de estas características. Las demás zonas todavía tendrán que esperar.