Vitoria. Por un lado, la empresa de autobuses La Unión, respaldada por la Diputación Foral de Bizkaia. En el frente opuesto, la asociación universitaria Altube, flanqueada por sus dos empresas operadoras: autobuses Cuadra y Bidasoa. Entre ambos, los universitarios afincados en Vitoria que necesitan desplazarse todos los días hasta las instalaciones de la UPV y Deusto en Leioa y Bilbao y que asisten, desde hace años, a un enfrentamiento marcado por los intereses comerciales. A punto de emitirse el informe del Tribunal de la Competencia y de resolverse el recurso contencioso administrativo interpuesto por Altube contra la Diputación vizcaína por no proveerles de los necesarios permisos para transportar a los alumnos, las firmas actualmente afines a Altube aseguran contar con "toda la confianza" en que el destino legal les será favorable.
Creen tan firmemente en que los tribunales fallarán a favor de la agrupación universitaria que consideran que la reciente inmovilización de autobuses ejecutada por la Ertzain-tza a instancias del Departamento vizcaíno de Transportes no es más que una "estrategia a la desesperada" de La Unión para tratar de "asustar" a los alumnos y que cambien de autobuses el curso que viene.
Quien así se expresa es José Luis Cuadra, gerente de la firma de autobuses que lleva su apellido. No comprende cómo, a estas alturas del curso, la Diputación vizcaína no sólo no les ha concedido los permisos, solicitados en numerosas ocasiones, sino por qué se ha alineado y ha ido "de la mano" con La Unión. "Su argumento se basa en que La Unión ha ganado la concesión de la línea en concurso público, pero lo cierto es que nunca se realizó ese concurso, que es precisamente lo que el resto queremos que se haga. Teniendo en cuenta esto, resulta incomprensible que la Diputación vizcaína se haya querido meter ahí", explica.
Asegura que ése no es el único punto del conflicto en el que se ha faltado a la verdad. "Se llegó a decir que en los autobuses viajaban personas que no eran estudiantes y tampoco es verdad. Altube ha instalado hasta un sistema de reconocimiento de huella digital para que nadie ajeno a la asociación pueda hacer uso de los transportes", amplía. A su entender, todos los problemas surgen del afán de La Unión por quedarse con el servicio de transporte universitario entre Vitoria yBilbao y Leioa, empeño en el que cuenta con el apoyo vizcaíno. Pero la relación entre Altube y La Unión no siempre ha estado marcada por los enfrentamientos.
De hecho, hubo un tiempo en el que esta firma de autobuses también trabajó con la asociación universitaria, cuyos responsables, a estas alturas del curso académico y a la espera de las resoluciones judiciales, prefieren no pronunciarse sobre el conflicto. Posteriormente, se desvinculó e inició un camino en solitario salpicado desde sus inicios por la polémica.
"Los trabajadores del Gobierno Vasco también se han constituido en asociación, han contratado autobuses para ir y venir todos los días de Bilbao a Vitoria y nadie les ha puesto problemas para concederles los permisos. Con Altube debería suceder lo mismo", plantea Cuadra.
El resto del sector del transporte alavés observa desde una distancia prudencial el panorama, sin pronunciarse en exceso. "Hasta hace dos años, Altube trabajaba con todos. De pronto envió un burofax y prescindió de todos, salvo de Cuadra y Bidasoa. La verdad es que antes no teníamos ningún problema con los permisos de la Diputación y ahora sí los tienen. En teoría, deberían dárselos sin problemas, pero si no se los dan por algo será. A mí me han llamado las empresas para hacer servicios, pero ya les he dicho que sin los permisos no trabajo", señala José Ángel Carrasco, de autobuses Carrasco.