vitoria. En 2009, el concejal de Seguridad Ciudadana, José Manuel Bully, anunció la creación de una Unidad Operativa de Seguridad (UOS) para la Policía Local de Vitoria. Desde sus comienzos, el grupo estuvo rodeado por la polémica, ya que varios representantes de la oposición, fundamentalmente el PNV, pusieron en duda tanto la operatividad del grupo como la manera en que se seleccionaron sus integrantes. Durante la campaña electoral, el futuro alcalde de la ciudad, Javier Maroto, ha extendido sobre la mesa distintas propuestas para mejorar el servicio de la Guardia Urbana y ninguna de ellas parece contemplar la desaparición de este colectivo especial. Los sindicatos del cuerpo también ven con buenos ojos su mantenimiento, "aunque abierto a todo el mundo y desligado del politiqueo y los amiguismos que han marcado su creación", subrayan.
La argumentación empleada por Bully para crear la UOS hace ya dos años aludía al incremento de infracciones y faltas registradas en 2009 en Vitoria. "Ello ha llevado a la elaboración del Plan Municipal de Seguridad Ciudadana y esta Unidad Operativa de Seguridad va a contribuir a lograr los objetivos señalados en el Plan", explicaba entonces el concejal. También explicó por aquellas mismas fechas que quienes desearan incorporarse al grupo debían de cumplir unas condiciones previas, como contar con dos años de experiencia, trabajar a jornada completa, haber realizado determinados cursos o contar con una condición física adecuada. Tras esto, desde Arkaute se llevaría a cabo el periodo de formación, se evaluaría y se seleccionaría y ordenaría a los agentes. Algo que en la teoría no planteaba problemas, pero que trasladado al plano práctico, acarreó, según los sindicatos, contratiempos relacionados con el "amiguismo".
"No nos gustó cómo se formó la unidad", destaca ahora el portavoz de ELA en la Policía Local, Roland Estébanez. "Si el cuerpo tiene que contar con un grupo especial, creemos que tiene perfecta cabida dentro de los turnos y no como en la actualidad, que opera de forma totalmente autónoma y separada del resto de los compañeros", agrega. Aunque prefiere no entrar a valorar el buen o mal uso que se le ha dado a esta división, recuerda que "no ha sido empleada para cuestiones que preocupan a los ciudadanos, como los robos en los barrios", y defiende que, si se mantiene, se le saque más partido.
José Luis Vázquez, de CCOO, sería partidario de cambiar el nombre de la unidad "porque el actual arrastra un cierto estigma" y propone que este grupo se abra a todos "sin limitaciones". "Los jefes y agentes de la UOS fueron elegidos por libre designación bajo criterios de amiguismo y politiqueo", lamenta. También José Luis Altolaguirre, del sindicato SIPLA, cree que la Policía Local debe de contar con una unidad especial "a la que todos los miembros de la plantilla tengan la oportunidad de acceder, si quieren". Considera, al igual que el resto de enlaces, que Bully echó mano "de coleguillas y de los amigos de sus coleguillas" para dar forma al grupo actual, y espera que los nuevos encargados del cuerpo actúen de forma "mucho más responsable".
sin unidad canina La que no parece enfrentarse a un futuro tan esperanzador es la anunciada Unidad Canina de la Policía Local de Vitoria, "un despropósito innecesario y terriblemente caro" en opinión de los sindicatos. El Ayuntamiento, bajo la batuta de Patxi Lazcoz, ya había esbozado un programa, dotado inicialmente con 220.000 euros, para que los agentes contaran con una serie de perros cuyos cuidados correrían a cargo de una empresa privada. "Aquello fue una bobada carísima que se le ocurrió a Bully. Vitoria no necesita en absoluto una Unidad Canina. ¿Para qué? ¿Para los agentes que van al fútbol? Ni en Madrid, donde tienen unos niveles de delincuencia mucho mayores salen ya a patrullar con los perros. Ni cuando hemos visto a la Policía entrar en la Cañada Real acudían con perros", explica Altolaguirre.
A la hora de valorar la propuesta canina, Vázquez emplea la palabra "despilfarro". "Bully aprovechó el miedo generado por la aparición de supuestas bandas juveniles en San Martín, cosa que posteriormente se demostró falsa, y quiso poner en marcha esta idea, que no es más que un capricho personal suyo", aclara.
Estébanez, por su parte, estima que esta unidad "es imposible que pueda funcionar bien de la manera en que la querían sacar adelante", en referencia a que se proponía que cuidadores profesionales se encargarán del adiestramiento y mantenimiento de los canes en comisaría durante cuatro años. "Si algún día hace falta traer perros a Vitoria, esperamos que se planifique bien y no aprisa y mal, como Bully ha querido hacer las cosas", asegura. Así las cosas, las informaciones que apuntaban a que los agentes municipales patrullarían con cuatro perros para después de verano, podrían estar cada vez más alejadas de la realidad.