vitoria. Constituye la patología intestinal crónica más frecuente y, sin embargo, sus afectados y familiares tienen todavía mucho que reivindicar. Visibilidad, ayudas económicas para hacer frente a lo costoso de su tratamiento, que implica seguir una dieta completamente libre de gluten, o una mayor sensibilización por parte del gremio hostelero son sólo unas pocas de sus demandas. Mañana, los celíacos tendrán una nueva oportunidad de incidir en ellas durante la celebración del Día Mundial de esta patología, que llegará en forma de fiesta a la capital alavesa, concretamente al pub The Guinnes House del barrio de Zabalgana.

La enfermedad celíaca afecta a más de 20.000 personas en el conjunto de la CAV, cerca de 3.000 en la provincia, pero una gran parte de los afectados se encuentra sin diagnosticar y sufriendo las consecuencias de una patología no tratada por la gran variabilidad de sus síntomas. La intolerancia permanente al gluten, una proteína presente en algunos de los cereales más frecuentes -trigo, avena, cebada, centeno, espelta, kamut o triticale-, produce una lesión severa en la mucosa del intestino delgado que incide en una inadecuada absorción de los alimentos. Queda un largo camino por normalizar la vida de los que la padecen pero, a pesar de las dificultades, la Asociación vasca de Celíacos (EZE), más en concreto su delegación alavesa, tiene bastantes motivos para la esperanza. Sobre todo, en lo que se refiere a la sensibilización de los restaurantes del territorio. Gracias al proyecto Club Restauración, que busca implicar a establecimientos que quieran ofrecer menús sin gluten con la máxima seguridad, una decena de locales hosteleros de la provincia han apostado ya por hacer un poco más fácil la vida a los celíacos.

"veinte o treinta" A restaurantes ya veteranos en esta buena práctica, como el Andere, La cocina de Plágaro o Arcos de Quejana, se han unido posteriormente La Fragua, Itxasberri, Virgen Blanca, Gurea o el de la Fundación Estadio. No serán los únicos. Según anhela Esther Obanos, portavoz de EZE en el Álava, a final de año la cifra de establecimientos podría ascender hasta "veinte o treinta".

Estos restaurantes disponen de un menú específico para el colectivo celíaco o bien señalan en su carta los platos que han sido elaborados sin gluten. Además, se comprometen a desarrollar otras medidas, como la formación continua, la revisión de ingredientes o la inspección de sus instalaciones para garantizar todavía más la seguridad de los enfermos. La dieta sin gluten debe basarse, fundamentalmente, en alimentos naturales que no contienen la proteína, como leche, carnes, pescados, huevos, frutas, verduras y legumbres, así como en cereales permitidos como el maíz, el arroz o el mijo, combinándolos entre sí de forma equilibrada. Éste es uno de los principales problemas para el colectivo: No en vano, la cesta de la compra de un celíaco supone, de media, 1.500 euros más al año que la de una persona sana por el alto coste de alimentos básicos, como el pan o los embutidos, pero libres de gluten.