Dice la sabiduría popular que el pan con pan es comida de tontos, pero quizás lo que no sea de listos es apartarlo del consumo habitual. Así se esforzó en explicarlo ayer el gremio en el Día de los Panaderos, en el que honraron a su patrón San Honorato desde primera hora de la mañana. Porque el santo no dio cuartelillo y volvió a imponer aquello de que a quien madruga Dios le ayuda haciendo a sus protegidos comenzar la labor muy pronto para ofrecer su mejor producto a los clientes. Eso a pesar de que los últimos 30 años el consumo de este alimento ha caído a la mitad, afectado por la falsa creencia de que su ingesta no es óptima para mantener la línea.

Sin embargo, la realidad se salta el renglón para demostrar que lo que engorda no es la rebanada sino lo que la acompaña. Una buena noticia si se tiene en cuenta todas las cualidades del pan. Porque, ¿cómo resistirse a su aroma y sabor? Blanco, moreno, dulce, agrio, integral, de soja,... Más de 300 variedades para elegir que lo convierte en ambrosía de dioses. Y muy sana, ya que es una fuente importante de vitaminas, no contiene grasas innecesarias y, de hecho, su eliminación de la alimentación puede llevar a provocar un desequilibrio en la dieta.

Eso por no nombrar que la panadería genera riqueza ya que es el subsector con más peso en la industria alimentaria de Euskadi. Y es que 500 empresas se dedican a esta actividad en toda la Comunidad generando 5.800 empleos. Un colectivo que lucha a diario no sólo para echar abajo los tabúes que hacen caer la demanda, sino también con los problemas coyunturales de hoy en día. Como la subida de la materia prima, que ha tenido gran influencia en el sector que se ve amenazado por la competencia desleal, la guerra de precios con los supermercados, la ausencia de relevo generacional o el cumplimiento de la reglamentación técnico-sanitaria. Pero como al hambre no hay pan duro, el gremio dejó ayer de lado las preocupaciones para celebrar su festividad. "El pan no es un producto más de consumo, es un alimento desde que, casi, el mundo es mundo. Animo a recuperar el sabor y aroma del pan apostando por la calidad y dando al pan el lugar que le corresponde por la calidad", explicó Oskar Garro, presidente de la Asociación de Panaderías de Álava.

Esta excelencia será el principal objetivo de los Amigos del Pan de Euskadi, que nació ayer ante la atenta mirada de restauradores, cocineros, bodegueros y representantes institucionales de renombre en el territorio que asistieron al acto. Un grupo al que cada ejercicio se irán adhiriendo nuevos panarras de renombre. En esta ocasión, el honor recayó en Francisco Villar, director gerente del Hospital de Txagorritxu, y el exciclista, Iker Flores.

pan con chocolate Villar resaltó la importancia de recuperar el pan en la dieta y la inevitabilidad de que un título así acabara en sus manos. "Desde enano crecí oliendo el pan de la panadería de Braulio y las primeras mariposas de amor fueron por la hija del dueño de la otra panadería del pueblo. ¡Qué buenas eran aquellas rebanadas de hogaza con dos onzas de chocolate. Aquello sí que era merendar!", recordaba. El mismo entusiasmo demostraba el deportista de elite retirado, que resaltaba la necesidad de este alimento. "Nosotros tenemos dietas muy estrictas y, sin embargo, después de cada etapa nos daban un bocadillo, así que tan malo no será. Cuando estuve en el programa El Conquistador del fin del Mundo lo único que les pedía era que me dieran un poco de pan porque lo necesito en todas las comidas", admitía Flores sonriente. Y sus palabras fueron órdenes para los allí congregados. Porque ¿qué hacen un aldeano, un abuelo, un alemán y uno de Murgia en una misma sala? Pues a pesar de que parezca un chiste, no lo es. Aunque a juzgar por cómo sonreían los presentes, muchos lo dudarían. Eran sólo algunas de las 18 variedades de pan que pudieron catar los asistentes y que repartieron salud y buenos alimentos. Un deleite para todos los sentidos aderezado con un poquito de sal y aceite de la tierra. Y es que, ¿quién dice que no sólo de pan vive el hombre?