vitoria. Una inmobiliaria de Vitoria, a iniciativa propia, va a ofertar pisos protegidos de segunda mano. En concreto, se trata de una apuesta de la empresa Trinosa que contempla un bolsín de una veintena de viviendas que se encuentran desperdigadas por los barrios de la capital alavesa de más reciente construcción -Salburua, Zabalgana y Lakua-. El Departamento de Vivienda del Gobierno Vasco dio a conocer ayer que cualquier inmobiliaria que lo desee puede vender pisos protegidos usados, una posibilidad legal y que ha sido práctica habitual en años anteriores. Esto se podrá hacer siempre y cuando los compradores cumplan los requisitos exigidos por la normativa de vivienda y el precio del piso sea el fijado por el Ejecutivo autonómico.
Éste es un procedimiento de venta que, en estos momentos de dificultades en el mercado inmobiliario, puede dar más opciones al propietario de una vivienda protegida, así como al demandante de la misma, según indicaron fuentes de Lakua en la capital alavesa.
Los contratos privados de compraventa que se formalicen, deberán ser revisados por el Departamento de Vivienda, que deberá dar el visto bueno a cada operación y, en su caso, podrá ejercer los derechos de tanteo y retracto (recompra) que legalmente le corresponden, en los mismos términos y condiciones que en el resto de transmisiones en los que no intervenga ningún intermediario privado.
VPO a la carta Hay que tener en cuenta que en el presente mes de mayo se va a decir adiós a los tradicionales sorteos de Viviendas de Protección Oficial en la capital alavesa, que cambiarán de modelo después de los actuales comicios. Aunque aún quedan 1.063 aspirantes, la lista de espera a efectos prácticos se ha agotado, ya que últimamente en cada promoción el 70% de los inscritos renuncia a su piso.
La idea que barrunta el Ayuntamiento de Vitoria es que aquellos ciudadanos que deseen una VPO y cumplan los criterios actuales muestren su disposición desembolsando una cierta cantidad de dinero a modo de fianza, de forma que en cuanto haya un número suficiente de interesados, en torno a un centenar, se celebren las rifas. Es lo que se conoce como los sorteos a demanda.
Todo ello conllevará una modificación del sistema acordado por el Gobierno Vasco. Así que, una vez celebradas las elecciones, la nueva Corporación municipal estará en disposición de hacerla efectiva. Con la nueva fórmula, también se pondrá fin a la picardía de unos cuantos ciudadanos. De hecho, el Consistorio ha detectado que muchas de las renuncias en los últimos tiempos respondían a algo tan simple como que a los adjudicatarios no les gustaba el piso que les tocaba. Y lo que hacían era argumentar que el banco no les concedía el crédito para no tener que salirse de la lista y poder presentarse a la siguiente rifa.