vitoria. La sociedad contemporánea ha avanzado sustancialmente en materia de igualdad, pero todavía existen algunas heridas sin cerrar. Dos de cada diez personas con discapacidad en Álava se sienten discriminadas en su puesto de trabajo, según un estudio entre 704 personas de este colectivo que ha elaborado la Fundación Randstad. Sin embargo, la cifra es inferior en 6 puntos porcentuales al 26% que se registró en 2009, lo que "muestra una tendencia hacia la no discriminación de estos profesionales", según informa la organización, dedicada a la inserción sociolaboral de colectivos en riesgo de exclusión social.
"La principal discriminación que sufren las personas con discapacidad es la desigualdad de oportunidades ante el empleo", explica María Viver, directora de la citada organización. "Las personas con discapacidad tienen el mismo derecho a trabajar, de acuerdo con sus capacidades, que el resto, así como a ser tratados con dignidad y respeto por parte de sus compañeros y superiores".
Así, el informe detalla que la discriminación contra las personas con discapacidad puede ser directa o indirecta. Se habla de una discriminación directa cuando una persona con discapacidad es tratada de manera menos favorable que otra en situación similar. La discriminación es indirecta cuando un criterio o una práctica ocasionan una desventaja particular o unos efectos negativos, ya sea de manera consciente o inconsciente. "Cuando una empresa incorpora una persona con discapacidad en su plantilla debe reconocerle los mismos derechos y oportunidades que al resto de la plantilla y trabajar para que su inserción socio laboral sea igual de sencilla y rápida que la del resto. En general, la discriminación que siente este colectivo suele ser de carácter indirecto, ya que las empresas no son conscientes que con determinadas prácticas están actuando de manera desfavorable hacia sus trabajadores con discapacidad", explica María Viver. La mejor acción en este sentido es la sensibilización de las empresas, para que sus directivos sean conscientes de las medidas que deben acometer para insertar de manera correcta a sus empleados.
Pese a este 20% de consultados que reconoce que siente algún tipo de discriminación en su puesto de trabajo, si se analizan los datos registrados en la última edición de este informe, se aprecia un descenso de seis puntos porcentuales respecto al último estudio que se realizó en 2009, cuando la cifra llegaba al 26%. Esto muestra una tendencia hacia la no discriminación de estos profesionales en sus puestos de trabajo.
El estudio también destaca las preferencias de las personas con discapacidad a la hora de elegir el tipo de jornada laboral preferida. Un 76,5% de los encuestados se decanta por trabajar a tiempo completo frente a un 14,6% que a la hora de elegir preferiría un contrato laboral parcial. Ambas perspectivas registran aumentos significativos respecto a 2009, aunque la primera sufre un incremento de un 23%, hecho que denota un punto de inflexión en su integración en el mundo laboral. Según Viver, "la integración de los trabajadores discapacitados en el mundo laboral es un hecho. Cada vez son más las empresas que optan por su contratación".