madrid. España culminó con éxito la primera cadena de trasplante renal de vivo derivada de la donación de un buen samaritano, un religioso de Barcelona que de forma altruista decidió entregar uno de sus riñones a un desconocido, y logró que se beneficiaran tres personas.
Los pacientes son dos parejas (dos donantes y dos receptores) y una persona seleccionada de la lista de espera de donante fallecido, que recibieron el alta médica y evolucionan favorablemente tras ser intervenidos el 6 de abril en la Fundación Puigvert de Barcelona y en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada.
La ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, señaló ayer que "toda la sociedad española y todo el sistema sanitario público pueden sentirse orgullosos" de un acto que responde a la "generosidad" de los ciudadanos.
El primer buen samaritano de España, que permanece en el anonimato, pero cuya voz se pudo escuchar en este acto, indicó que conoció en una cárcel de Latinoamérica el tráfico de órganos y bromeó con que se siente "más ligero" tras donar un riñón. La cadena de trasplantes, en su opinión, "da a la vida un significado de alegría repartida hacia los demás" que beneficia a todos. "En mi caso quiero puntualizar que soy religioso y que, dando, he recibido muchísimo más que el que recibe", enfatizó.
El director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, explicó que la cadena se inició cuando este hombre expresó su voluntad de donar altruistamente su órgano y, tras superar rigurosos exámenes médicos y psicológicos que lo consideraron apto, se buscó al receptor de una pareja.
La esposa entregó su riñón para el receptor de una segunda pareja de Granada, adonde se trasladó el órgano en avión, y de la que salió el último donante que benefició a una mujer de Barcelona, inscrita en la lista de espera de fallecidos desde hacía tres años.
Esta modalidad podría multiplicar por diez el sistema de trasplantes cruzados e incrementar en un 20% las donaciones renales en vivo, aliviando el sufrimiento de los 4.500 pacientes que en España esperan un riñón durante unos 20 meses.
Desde que se anunció hace ahora dos años esta donación altruista no dirigida, la respuesta de los ciudadanos españoles no se ha hecho esperar y 35 personas han mostrado su disposición a someterse a ella.
Matesanz reconoció que, puesto que este sistema está empezando, se aplicaron criterios muy estrictos que podrían ser rebajados en un futuro y por los que se eliminaron 18 candidatos por razones médicas y sólo uno por motivos psicológicos.
La ministra agregó que la puesta en marcha del trasplante en cadena también fue posible gracias al incremento del número de hospitales que hacen trasplante renal de donante vivo. Estas intervenciones se elevaron en 2010 a 240, la cifra más alta de "nuestra historia" y que supone un 11% de la actividad total de trasplante renal.