Vitoria. Las esperadas cifras sobre el maltrato doméstico en Vitoria han venido acompañadas de decepción. Pese a que la sociedad gasteiztarra no cede un ápice a la hora de denunciar y plantar cara a la violencia de género, la lacra no remite y muchas víctimas se descuelgan del proceso de reinserción social regresando al lado de un agresor al que le unen lazos emocionales y económicos demasiado difíciles de vencer. Ayer mismo, el concejal de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Vitoria, Peio López de Munain, facilitaba las últimas cifras de atención, unos datos que confirman que el problema se mantiene en los mismos términos que el año anterior. En 2009, el número de familias atendidas por violencia doméstica en el Ayuntamiento de Vitoria ascendió a 432 y en 2010 se sumaron otras dos al grupo hasta alcanzar las 434. Dentro de estas cifras, López de Munain destacó que, en 2009, 160 fueron nuevas altas, mientras que en 2010 las incorporaciones al servicio ascendieron a 169.

A preguntas de las concejalas del PNV Nerea Melgosa y Ainhoa Etxebarria, el concejal socialista desgranó que de los 169 casos nuevos registrados a lo largo del año pasado, 135 correspondieron a mujeres acompañadas de menores de edad. Los servicios sociales de base del Consistorio han tenido, por tanto, mucho trabajo dentro de la primera fase del sistema de atención a las víctimas, aunque no tanto en las siguientes fases. Sólo 16 de estas mujeres fueron derivadas al albergue municipal conocido como CMAS, donde permanecieron un máximo de dos días de media reflexionando sobre su situación y decidiendo su afrontaban el siguiente paso, consistente en acceder al Centro de Acogida Inmediata, CAI.

De las 16 mujeres que llegaron hasta el albergue, sólo cuatro llegaron a los pisos ofrecidos en el CAI. Todas ellas acudieron acompañadas de sus hijos menores de edad. Finalmente, tres dieron el último paso y se integraron en un piso de emergencia municipal. López de Munain señaló que dos familias fueron derivadas, de manera excepcional, directamente al servicio de emergencia. Las concejalas jeltzales lamentaron que durante el proceso de asistencia tantas mujeres decidan no seguir adelante, hecho que achacaron a la "nefasta" gestión municipal. López de Munain, por su parte, señaló que el Ayuntamiento no puede obligar a nadie a tomar una decisión de este tipo.

En cuanto al nivel de satisfacción de las usuarias del servicio municipal, López de Munain explicó que este tipo de balances sólo se realizan cada cinco años, ya que resultan demasiado caros como para que el Consistorio los realice cada año. No obstante, puntualizó que el Instituto Vasco de la Mujer, Emakunde, dispone de información actualizada y obtenida a partir de las beneficiarias de los recursos municipales, por lo que esperan que en breve se den a conocer datos sobre el grado de calidad de los mismos. En cuanto al segundo protocolo de atención a las víctimas de maltrato, presentado por el Ayuntamiento hace ya varios meses, el edil de Asuntos Sociales explicó que ya ha entrado en servicio, si bien precisó que no ha existido interrupción entre la aplicación del primero y el segundo, sino que se han solapado de forma progresiva. A diferencia de la versión original, la revisada incluye, entre otras novedades, un apartado dedicado a la coordinación con el Departamento de Seguridad Ciudadana, la agenda de Emakunde y las definiciones completas de los recursos municipales.

Melgosa y Etxebarria, quienes echaron en cara a López de Munain los retrasos en la entrega de la documentación referida a asistencias y protocolos en materia de violencia de género, censuraron que el Ayuntamiento no desarrolle tareas de prevención en este campo, así como el goteo de cierres de pisos de emergencia dedicados a mujeres durante la presente legislatura.