La Policía Nacional desmanteló en Madrid un taller textil clandestino donde se explotaba a trabajadores chinos, que vivían en el inmueble en condiciones insalubres y pequeños dormitorios. El local lo regentaba un empresario español que fue detenido. La investigación comenzó a raíz de unas informaciones relativas a la presunta contratación de ciudadanos de asiáticos que se encontraban en situación irregular en territorio nacional, para trabajar en un taller ubicado en el distrito de Carabanchel.
