Vitoria/madrid. El incesante goteo de declaraciones en favor de la continuidad de la central de Santa María de Garoña ha convertido a la planta burgalesa en centro del discurso conservador, en el que el PP se ha erigido en abanderado principal. Día sí y día también, portavoces populares sugieren la necesidad de desechar la fecha de cierre para el recinto nuclear, prevista por decreto para 2013. La última algarada dialéctica en ese sentido corresponde al caladero ideológico del PP, la fundación FAES liderada por el expresidente del Gobierno central José María Aznar. Según el secretario general de la citada asociación y diputado por Murcia, Jaime García-Legaz, la vida útil de las centrales nucleares es de sesenta años, por lo que volvió a solicitar la reapertura del debate sobre Garoña, después de que el Gobierno estatal fijase para 2013 el cierre de la misma.

García-Legaz reiteró que "las centrales pueden tener 60 años de vida útil" y que "quizás dentro de diez años puedan tener incluso más". Por ello, reclamó "prorrogar la vida" de los recintos atómicos ubicados en el conjunto de España "todo lo que sea técnicamente viable, tal y como se está haciendo en todos los países serios, empezando por Obama en EEUU".

En este sentido, señaló que la central de Garoña "aporta muchísima energía eléctrica", por lo que "se debería permitir que se le trate igual que las demás y no sea una excepción rara". Así, el PP prometió que si llega al poder en 2012 no se cerrará, aunque aseguró que su intención era "llegar a un pacto de Estado y que el PSOE también se sumara a esta decisión".

Por otro lado, García-Legaz indicó que se debe "dejar de autorizar la instalación de nuevos parques de fotovoltaica subvencionados", a la vez que relacionaba el incremento de la tarifa eléctrica con el coste que supone una energía subvencionada. Como respuesta, propuso "una moratoria" y "que no se instales más parques de esta tipo, a no ser que sean rentables al mercado".

En otro orden de cosas, el Ente Vasco de la Energía (EVE) y la Confederación Vasca de Comercio, Euskomer, distribuirán a partir de esta semana un total de 18.500 bombillas de bajo consumo entre alrededor de 1.200 comercios alaveses. El objetivo de la campaña es sustituir los sistemas de iluminación tradicionales por otros más eficientes y de menor consumo.