vitoria. La denuncia que el pasado miércoles interpuso Noemí Soria en la Fiscalía alavesa por un presunto caso de niña robada ha puesto en el punto de mira al ginecólogo Primitivo Prieto. No en vano, éste fue el facultativo que el 8 de noviembre de 1971 estampó su firma en el legajo de aborto, que certifica la muerte repentina de un feto en la antigua Clínica Arana. La víctima en cuestión era la hermana de Soria, quien tal y como explica, "nació rebosante de salud y murió repentinamente en menos de un día".
Dado que la identidad de Prieto figura en una de las tres pruebas presentadas, éste es consciente que va a tener que declarar para esclarecer lo acontecido ese día. Pese a ello, no se siente señalado y resta gravedad a los hechos de los que se le acusan. "Si el fiscal me llama es lógico que acuda, al igual que pediatras o matronas, cualquiera del equipo médico que asistió ese parto", cuenta sin nervios en su voz, con el objeto de aclarar las dudas que le han comentado sus pacientes.
Una tranquilidad que este hombre de 73 años asegura tener porque está "del todo convencido" de que en Vitoria no ocurrió un posible tráfico de bebés. Ni mucho menos de que éste se diese en la maternidad de Arana, centro en el que por aquel entonces ejercía y que en 1977 se convirtió en geriátrico. Ya que, según asegura, "el índice de mortalidad era bueno en Arana".
La misma seguridad que tiene sobre él, Prieto la traslada al resto de profesionales con los que allí ejerció. "La asistencia las hacían las matronas, que estaban capacitadas porque eran tituladas. Cuando había algún problema, llamaban a los ginecólogos", recuerda este hombre que ha atendido un total de 22.000 partos en Álava.
Precisamente, esta última parte es la que explica la presencia de su rúbrica en las pruebas de Soria. Dado que si ocurría una muerte, "lógicamente necesitaban una firma para que la funeraria se llevase el cadáver". Y, puesto que la hermana de esta mujer no llegó a estar viva más de 24 horas tras su nacimiento, a él, como tocólogo, le correspondía hacerlo. "También dicen que está la iglesia de por medio, cuando en Arana no hay religiosos", argumenta, en referencia a las sospechas de diversos afectados por todo el Estado.