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El principio de neutralidad en la Red enfrenta a internautas y telefónicas. Los usuarios piden que la ley garantice el igualitarismo de Internet y las compañías quieren gestionar con libertad los tráficos.

Internet pasa factura

Se ha preguntado alguna vez por qué puede utilizar el buscador de Google, Yahoo, Bing, Altavista o Kaixo, el que usted quiera o todos ellos, para encontrar su periódico favorito en la Red? ¿O comprar en las páginas web de gigantes como El Corte Inglés y Amazon, pero también de una pequeña galería como la bilbaína Garabat? ¿O tener perfiles sin límite en Facebook, Tuenti o Twitter? ¿O que las euskal etxeas estén presentes en Internet en parecidas condiciones de acceso que la Casa Blanca? ¿O cuál es el motivo de que Wikileaks siga existiendo pese a la ciberpersecución a la que la someten? Sencillamente, porque los inventores de Internet lo idearon así e hicieron posible que todos los paquetes de datos que recorren la Red sean tratados por igual y a la misma velocidad, con independencia de su origen, contenido o destino. Esto es, que los usuarios puedan acceder y distribuir información, y utilizar las aplicaciones y servicios de su elección.

Es lo que se ha venido en llamar el principio de neutralidad de la Red. Y lleva tiempo siendo puesto en cuestión, según alertan los más puristas defensores de la Red abierta, que opinan que los Estados se están alineando con los intereses de mercado, deseosos de poner freno a dicha neutralidad. El último ejemplo es el intento del Gobierno español (de momento, fracasado) de sacar adelante la denominada Ley Sinde, que contemplaba el cierre de páginas web de descarga de archivos de música o vídeo. Los internautas consideran que esa ley o las que puedan venir en la misma línea, buscan la censura y son una ataque claro a la neutralidad en la Red.

¿Qué quieren las compañías telefónicas, las operadoras que ofrecen a los usuarios el acceso al ciberespacio?, ¿cuál es su objetivo? Gestionar con libertad los flujos de datos para optimizar el servicio y obtener fondos para ampliar las redes con el objeto de evitar las congestiones. ¿Qué temen las asociaciones de internautas? Que usuarios y proveedores de contenidos en la Red deban pagar una tarifa premium por obtener el servicio abierto del que gozamos hoy en día y que, de paso, se sienten las bases para que gobiernos y corporaciones controlen los contenidos y espíen el intercambio de informaciones.

Unanimidad en el senado

Zapatero deberá legislar

El debate abierto hace años a ambos lados del Atlántico se ha acelerado en las últimas semanas después de que la Comisión Europea abriera una consulta pública sobre esta materia. El Ministerio de Industria español contestó que neutralidad "no debe entenderse de modo estricto en el sentido de que todos los usuarios deban recibir idéntico tipo de servicio". Esta afirmación hizo saltar todas las alarmas entre los internautas, que vieron sus temores cumplidos cuando el PSOE se opuso a garantizar este principio en una votación en el Senado. Finalmente, los partidos llegaron a un acuerdo en una segunda votación en la Cámara Alta, que por unanimidad aprobó el pasado día 1 una moción instando a que el Estado español garantice una Red neutral. La resolución, según la Asociación de Internautas, es fruto de un "histórico acuerdo" que da el "primer paso" para que ahora el Gobierno desarrolle el principio de neutralidad en la Red en una ley. La moción consta únicamente de dos puntos. En el primero de ellos, el Senado "insta al Gobierno a modificar de forma urgente, en todo lo que sea necesario y teniendo en cuenta el marco de la normativa europea sobre comunicaciones electrónicas, la normativa española en dicha materia, a fin de garantizar el cumplimiento por parte de los proveedores de telecomunicaciones que operan en España de los principios de neutralidad". En segundo lugar, exige "asegurar que los paquetes de datos que circulan por sus redes reciban siempre el mismo tratamiento, sin prioridad ni jerarquía, independientemente de su contenido, origen, destino o protocolo, y sin que se filtre el tráfico de forma alguna, para privilegiar, limitar o impedir el acceso a determinadas páginas o servicios".

datos a chorro o gota a gota

Internet es como un grifo

El bloguero Jon Koldo Arteaga, fundador de Nortasun Digitala, una empresa dedicada a la identidad digital, considera que el "trasfondo del debate" radica en determinar "cuál es la verdadera filosofía de Internet, fundada en que esté abierta a todo el mundo, en que sus contenidos sean libres y en que cualquier empresa pueda estar presente sin favoritismos ni discriminaciones".

Los internautas ponen como ejemplo el grifo del agua. Romper la neutralidad de Internet sería como que la empresa que abastece de agua a una población ofreciera dos tipos de servicio: el grifo del que sale agua a chorro y del que cae gota a gota. O el consumidor de electricidad que gasta lo que quiere a cambio de un extra y el que sólo puede usar electrodomésticos de una marca comercial con la que la compañía eléctrica de turno tenga acuerdos.En el primer caso, el usuario accede a toda la información que ofrece internet, como hasta ahora, incluidas videoconferencias o acceso a vídeo, a cambio de una tarifa premium. En el segundo, el contrato básico ofrece escasamente una cuenta de correo electrónico y obliga a operar en un buscador determinado, acceder a un periódico concreto o comprar en una única tienda digital, con la que su proveedor de Internet tiene acuerdos comerciales. Esta sería una de las consecuencias del dejar hacer a las leyes de mercado. No regular este servicio, dice la Asociación de Internautas, permitiría a las operadoras dar prioridad y velocidad a las webs de empresas amigas. Las operadoras y el Gobierno socialista sostienen que suavizando el principio de la Red neutral se respondería a un sector de la población con unas necesidades de Internet muy básicas, a la vez que se reduciría el tráfico de datos, muchas veces desaprovechado. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha dicho que el Gobierno estudiará incluir la neutralidad en la Red en la nueva ley de telecomunicaciones pero matizó que dicho principio "debe ser compatible con que los operadores de telecomunicaciones puedan gestionar de la forma más eficiente el uso del espectro radioeléctrico".

"No es de recibo que aquí nos encontremos con velocidades casi prehistóricas, con lo que estamos pagando los usuarios", protesta Jon Koldo Arteaga. "Es curioso cómo en el norte de Europa o en Japón -explica- hay unas velocidades de navegación que aquí no podemos ni soñar y eso que el uso de los smartphones, los teléfonos con acceso a Internet, está generalizado en aquellos países". A su juicio, la prevención de las operadoras con el tráfico a través de los móviles "es una excusa porque ven que su margen de beneficios se está reduciendo bastante".

El acuerdo entre caballeros que ha significado hasta el momento el flujo de datos por Internet -hay que tener en cuenta que fue inventado en la Universidad- ha entrado en crisis cuando el crecimiento se encuentra ahora en las redes inalámbricas, en el Internet móvil, que tiene una seria limitación de transporte, en contraposición con el cable terrestre, que siempre puede ampliarse. El aviso a navegantes fue claro y nítido. César Alierta, el todopoderoso presidente de Telefónica, se adelantaba a principios de este año al debate. Así dejaba caer la bomba en una conferencia en Bilbao. "Los buscadores de Internet utilizan nuestra Red sin pagarnos nada, lo cual es una suerte para ellos y una desgracia para nosotros. Y es evidente que eso no puede seguir. Eso va a cambiar". Desde Euskadi, la compañía Euskaltel pide "prudencia" y mantiene que "se impone la necesidad de compatibilizar los derechos de los usuarios con los del resto de los agentes".

Pero habría que ser ingenuo para pensar que hasta el momento no ha habido ataques a la neutralidad en la Red. El más clamoroso es el que sufre, hoy, a principios de 2011, Wikileaks, que está siendo expulsada de servidores y cortada su ciberfinanciación debido a las presiones de Estados Unidos Estados totalitarios, entre ellos la gigantesca China, censuran por sistema la web de sus países. El ejemplo más reciente es el apagón por el Nobel a Liu Xiaobo. ¿Llegará un tiempo en que todos estaremos obligados a pagar ese peaje?

Una multitud frente a sus ordenadores en una reciente Euskal Encounter, en el BEC. Foto: pablo viñas

El Senado reclama que todo lo que circula por la Red sea tratado igual y a la misma velocidad

Las telefónicas podrían cobrar tarifas "premium" por el mismo servicio que ofrecen hoy en día