Vitoria. Llegó al último Pleno del año de las Juntas Generales con la esquela del bipartito grabada en la frente. Y en parte por eso, y en parte porque sólo quedan seis meses para las elecciones forales, el discurso del diputado general de Álava, Xabier Agirre, sonó a final de ciclo. El mandatario nacionalista dedicó buena parte de la hora y cuarenta minutos que duró la intervención a hacer balance de lo hecho a lo largo de estos tres años y medio de Gobierno. Se aferró con estadísticas a las actuaciones en política social, cohesión territorial, infraestructuras e innovación. Mostró su optimismo por el futuro del territorio pese a que aún no se haya dado carpetazo a la crisis. Pero evitó la concreción en los retos futuros, no anunció ningún proyecto estrella del que no se hubiera hablado ya -el plan para crear nuevos nichos de mercado, el hospital de veterinaria o el centro de afectados por lesiones medulares- y evitó la autocrítica.

La intervención de Agirre navegó entre la filosofía de la esperanza y una batería de cifras con las que pretendió insuflar de optimismo a sus oyentes. Así abordó, por ejemplo, la situación económica de Álava, uno de los primeros asuntos que tocó en su discurso. El diputado general aseguró que, aunque la recuperación esté siendo lenta y gradual, "lo peor ya ha pasado", como lo evidencia el incremento del PIB en un 2,9%, la subida del 10,5% del Índice de Producción Industrial o una tasa de paro del 9,5%, menos de la mitad que la media de España. ¿Claves de la mejora por las que hay que seguir apostando? A juicio del regidor, la menor dependencia del mercado español y las exportaciones. Madrid sólo está en el punto de mira de Agirre cuando hay que lograr un acuerdo presupuestario a cambio de más Estatuto.

La economía se recupera "de forma alentadora", pero el Presupuesto de 2011 volverá a ser austero. Solo subirá un 2,73% respecto al anterior ejercicio; eso sí, las políticas sociales absorberán el 40% de todo ese dinero, un porcentaje que Agirre se comprometió a mantener en próximos ejercicios en caso de ganar las elecciones. Las medidas tributarias del próximo año también tendrán en cuenta a los que menos tienen, con deducciones para compensar a pensionistas y parados y el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de los alaveses. No se esperaba menos: la recaudación tributaria ha experimentado un nada desdeñable incremento del 10,17% en 2010 .

Sentado el contexto y tras resumir las actuaciones llevadas a cabo por los distintos departamentos forales esta legislatura, el diputado general puso sobre la mesa los tres grandes desafíos que planteó a las Juntas hace justo un año: sostenibilidad de las políticas sociales, transformación y diversificación del tejido económico de Álava, y desarrollo y equilibrio territorial. Quería demostrar lo mucho que había avanzado en estas hojas de ruta. Pero a diferencia de su discurso sobre lo hecho hasta ahora, en este apartado hubo más buenas intenciones que datos concretos.

Lo más llamativo, tanto por su objetivo como por estar avanzado, es el Plan Deika, una apuesta para identificar oportunidades de negocio en nuevos sectores de actividad. Tras unas primeras fases para lograr la implicación de los distintos agentes económicos del territorio, se consiguió identificar doce espacios de oportunidad; entre ellos, arquitectura sostenible singular, centrales solares térmicas, prótesis ortopédicas e ingeniería de aplicaciones submarinas. En este momento, 40 empresas y pymes están trabajando en la búsqueda de negocios concretos, dentro de esos nichos laborales, que puedan desarrollarse entre consorcios.

La creación de un nuevo modelo económico y social del territorio, donde todas las cuadrillas tengan los mismos derechos y oportunidades, es una de las obsesiones del Gobierno jeltzale. En ese contexto, Agirre destacó el programa de gasificación puesto en marcha, las obras en más del 50% de la red foral de carreteras, las nuevas promociones de pabellones en el Valle de Arana y Jundiz , la creación de recursos residenciales en Llodio, Agurain, Laguardia y Ayala -entre otras localidades-, el apoyo a cultivos minoritarios y a la agricultura ecológica, y la reforestación de montes por más de 4,5 millones.

"Mirando al futuro" rezaba el penúltimo índice de su discurso -el último fue "cierre"-. Sin embargo, sólo mencionó su deseo de construir un centro de afectados por lesión medular en el colegio Izarra y de poner en marcha el Hospital de Veterinaria de la UPV. No dijo nada de los "proyectos concretos para el medio y largo plazo" que aparecían en el discurso escrito -ampliación del programa de vivienda, proyecto de norma foral de carreteras, abordar la continuidad de la AP-1...-. Ya fuera intencionada la omisión porque se hacía tarde y él se estaba quedando sin voz, o ya fuera porque pasó de largo sin querer, el hecho de hablar tan poco del futuro intensificó aún más el aroma a final de ciclo en el Salón de Plenos del Palacio de la Provincia.