PONTEVEDRA. El animal, ya muerto y en estado de putrefacción, había aparecido en las piedras de la pequeña cala, a la que no se puede acceder con medios mecánicos, salvo en mareas muy vivas, como la de hoy.

Esta dificultad fue la que llevó entonces a la solución del enterramiento, ante la preocupación vecinal por la presencia bajo la arena de las en torno a ocho toneladas del cetáceo, en una zona que se usa para el baño en el verano.

El último temporal, con grandes olas en las rompientes de la playa, removió la arena y los restos del cachalote volvieron a la superficie e incluso fueron trasladados del lugar del enterramiento.

Tras la decisión de la retirada, en la anterior marea viva no fue posible el acceso a la cala, por el mal tiempo, pero sí esta mañana, cuando el vehículo tractor consiguió entrar y retirar los restos, que fueron depositados en un camión para su definitivo traslado a una planta incineradora.