Vitoria. La ONG SETEM, que trabaja en la cooperación, sensibilización y educación al desarrollo, tuvo la idea de traer a Euskadi a la sindicalista colombiana Clara Elena González, quien el miércoles se reunió con los síndicos alaveses y el jueves charló en Agurain sobre la banca ética Confiar. Ese mismo día recaló en Vitoria, para debatir sobre las féminas que trabajan en el sector textil en Medellín. Pero no acaba allí su agenda. El martes partirá a la Universidad Pública de Navarra, donde a las 11.00 horas ofrecerá el coloquio Derechos laborales y sindicalismo en Colombia. Al día siguiente, en Gipuzkoa, expondrá al alumnado de Formación Profesional su jornada Diseño y confección. Su particular periplo por la CAV acabará en Bizkaia, donde el jueves se reunirá con la banca ética Fiare para poner la guinda al día siguiente, en el Consistorio bilbaíno, con la reunión con la concejala de Igualdad.
¿Cuáles son las condiciones laborales de las mujeres colombianas?
Hay una gran precariedad. El 60% está en la economía informal, por lo que no tienen Seguridad Social ni posibilidad de pensionarse. Es la economía del rebusque.
¿En la economía formal mejora la situación laboral femenina?
Las mujeres cobran un 75% del salario, respecto al 100% de lo que gana un hombre, por lo que hay una brecha salarial del 25%. Pero la discriminación sigue cuando una mujer es seleccionada para un puesto de trabajo. Si pasa la criba, lo último que se le hace son los exámenes médicos y en el de orina aprovechan para hacer el test de embarazo.
¿Es legal hacer esa prueba sin el consentimiento?
Es ilegal hacer la prueba de embarazo, por eso al hacer el examen de orina se aprovechan. A otras, en cambio, se lo piden hacer directamente. Es una discriminación por género y por los derechos reproductivos que tiene la mujer.
¿Tienen la misma igualdad de oportunidades para el empleo?
Las mujeres están concentradas en empleos de más baja remuneración, de menos calidad. Existen unas condiciones inequitativas con tal de tener ingresos, porque hay muchas que son jefas de hogar y tienen que llevar dinero a casa. Son empleos de baja calidad porque se concentran en trabajos domésticos, como labores de limpieza, de cocina, muy mal remunerados. Y el resto, está en labores de servicios, como vendedoras en almacenes con un salario mínimo.
¿A cuánto se sitúa ese sueldo mínimo en Colombia?
En la economía formal es de 200 euros, pero en la informal es la mitad porque se paga en función de las prendas. Cada vez el trabajo se remunera peor para poder competir en el mercado internacional.
En Colombia hay muchas fábricas y pequeños talleres, que elaboran estas prendas de moda que vestimos en Europa. ¿Bajo que precio sufren estas mujeres?
En los últimos 20 años la mayoría se ha visto disminuido en personal. Han dejado en ellos a las personas disponibles para desarrollar las labores de alta tecnología. Tienen cubierto el salario mínimo y la Seguridad Social, pero tienen dos problemas.
¿Cuáles?
La gran velocidad a la que someten el ritmo de producción y la presión por las horas extra, que prácticamente son de carácter obligatorio porque si no, temen que luego no las llamen más para trabajar. Pero las que se van de allí o despiden tienen unas condiciones peores.
Se refiere a las que trabajan en domicilio...
Son las personas que se emplean en sus propias casas, con sus propias máquinas de coser, compran unas tres, y muchas veces vinculan a sus hijos. Se someten al precio de cada prenda.
¿Cuál es la media?
Un euro por confeccionar un blue jean, que luego va a ser vendido en 80-100 euros. La ciudad está llena de estos pequeños talleres ilegales de ropa, en los que al final terminan trabajando todas las personas del hogar. Ellas mismas pagan las telas, los hilos, la luz... Y ni siquiera se dan cuenta que están pagando de su bolsillo esos gastos, que incluso superan al euro que ganan por el trabajo final.
Ante este panorama, ¿la conciliación laboral es una quimera?
Sí. Los contratos se hacen por tres meses, por seis o por un año. Las mujeres temen defender sus derechos y sindicalizarse por si luego no les vuelven a llamar. La tasa de sindicalización es de un 4% en todo el país. Hay un clima global que lo repudia porque aún se asocia a prácticas de insurgencia o de la izquierda. En Colombia matan a sindicalistas. Las persecuciones a la libertad sindical se expresan en asesinato. La mayoría de los sindicalizados es hombre, porque ellas no tienen tiempo para participar en ellos porque aún asumen toda la carga del hogar. Pero además de que predominen en número los varones, en los cargos de dirección existe un predominio patriarcal.
¿Existen fórmulas que ayuden a la paridad sindical?
Existe un intento de promoción en la secretaría de la mujer en los sindicatos, pero no ha logrado una representación femenina equitativa. Incluso en el sindicato de Magisterio, una profesión con predominio femenino, aún hay más hombres en todos los puestos. Hay una obligación legal llamada la Norma del tercer renglón, que dice que en los tres primeros escaños de una lista de los sindicatos, al menos debe de haber una mujer, pero no ha surtido efecto. Para el Gobierno, no existen normas paritarias. Nunca hemos tenido una presidenta. Hay una media de un 15% de la representación de mujeres en los órganos de elección popular.
Usted, además, es socia de la banca ética Confiar...
Somos un grupo de socios que colocamos nuestro dinero aquí. Es una cooperativa de crédito que emplea los beneficios en proyectos sociales de educación o difusión de la cultura. También prestamos créditos de vivienda, educación, salud, de libre inversión y también para diversas ONG. Tenemos otra opción con unos créditos a los que es más fácil acceder para mujeres empresarias, como una especie de microcréditos.
¿Qué recomendaciones hace para conseguir que la equidad de géneros sea una realidad?
Para empezar, es necesaria una identificación de las condiciones de los países del Sur respecto a los del Norte para una mejor redistribución de los ingresos. Recomiendo, para ello, poner en práctica el diálogo social con el objeto de conseguir un comercio internacional equitativo entre Sur y Norte. Los países latinoamericanos somos utilizados como mera mano de obra y nos utilizan para extraer todos nuestros recursos. También hay que conseguir un respeto a las mujeres trabajadoras, además del respeto a la libertad sindical, que es inherente a los derechos de todas las personas.