Barcelona. El Papa consagró ayer el templo modernista de la Sagrada Familia, de Barcelona, la gran catedral del siglo XXI, en una ceremonia en la que condenó el aborto y la eutanasia y pidió a los estados que defiendan la vida y apoyen a las mujeres y a los matrimonios heterosexuales.
Benedicto XVI denunció asimismo que vivimos en una época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, "como si ya no tuviera nada que decirle".
En una misa solemne, a la que asistieron unas ocho mil personas en el interior del templo ideado por Antoni Gaudí (1852-1926), entre ellas los Reyes de España, y más de 50.000 en el exterior, Benedicto XVI dijo que la Sagrada Familia es una "admirable suma de técnica, arte y de fe".
Los Reyes llegaron antes que el Papa a la Sagrada Familia, donde les aguardaban el presidente de la Generalitat, José Montilla, el del Congreso, José Bono; el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, el presidente del Parlament, Ernest Benach, y el delegado del Gobierno, Joan Rangel.
Posteriormente, el Papa mantuvo un encuentro privado de unos doce minutos en la Sala del Museo del templo, que se desarrolló en un ambiente de "proximidad y afecto", según fuentes de la Casa del Rey. El Rey obsequió al Pontífice con una edición especial facsímil del Códice Áureo del siglo XI, uno de los más singulares de la época carolingia, que contiene los cuatro evangelios decorados con miniaturas y se conserva en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial desde el siglo XVI.
Por su parte, Benedicto XVI hizo entrega a Don Juan Carlos del libro Summorum Romanorum Pontificum historia nomismatibus, del italiano Giancarlo Altieri, que aborda la historia de los papas a través de las medallas pontificias.
Durante la misa, el Obispo de Roma subrayó que el templo, al que elevó a basílica (iglesia importante por su antigüedad, extensión o magnificencia, en imitación de las trece grandes de Roma), está dedicado a la Familia de Nazareth, "escuela de amor, oración y trabajo".
Agregó que aunque las condiciones de la vida han cambiado mucho y con ellas se ha avanzado enormemente en ámbitos técnicos, sociales y culturales, no podemos contentarnos con estos progresos.
"Junto a ellos deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia, ya que el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural", afirmó.
Benedicto XVI afirmó que la Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización, y para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado.
También dijo que la Iglesia pide que se defienda la vida "sagrada e inviolable" desde el momento de su concepción y que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente.
"Por eso, la Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar". Para el Papa, Gaudí, que se encuentra enterrado en la cripta de la Sagrada Familia, muestra que Dios es la verdadera medida del hombre y recordó la frase del arquitecto: "Un templo es la única cosa digna de representar el sentir de un pueblo, ya que la religión es la cosa más elevada en el hombre".
El arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, dio la bienvenida al Papa al inicio de la ceremonia de consagración de la Sagrada Familia, que definió como una visión "del cielo en la tierra".
el papa más cercano Ya a media tarde, y tras comer en el Arzobispado de la ciudad condal acompañado de un centenar de personas, Benedicto XVI proyectó su imagen más cercana y próxima con los niños y las familias en su visita a la Obra Benéfico-Social Nen Déu, que atiende a discapacitados físicos y psíquicos. Visiblemente emocionados y cantando Bienvenido a la fiesta, los niños recibieron al Papa, quien durante toda la visita se mostró muy entregado, sobre todo cuando los niños le dirigieron unas palabras y otros le hicieron entrega de regalos manuales, como un álbum de fotos o un cuadro pintado de la Sagrada Familia.
A continuación, el Papa y su séquito salieron en un vehículo cerrado hacia el aeropuerto de Barcelona para asistir a la ceremonia oficial de despedida de su visita a España. En el nuevo hangar del aeropuerto, inaugurado hace unas semanas, le esperaban los Reyes y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con quien mantuvo un encuentro durante unos minutos antes de su partida hacia Roma. Posteriormente, el Papa y el Rey pronunciaron sendos discursos ante el millar de invitados a este acto, que puso punto y final a una visita de dos días a España, en la que el Pontífice ha visitado Santiago de Compostela y Barcelona.