Vitoria. Las declaraciones institucionales que califican a Álava como una provincia tranquila suelen contrastar con la sensación de inseguridad que invade a algunos de sus vecinos. Y, aunque las percepciones individuales puedan conducir a la equivocación, los datos estadísticos reflejan que el territorio no es precisamente el remanso de paz del que presumen numerosos dirigentes políticos locales. Al menos, de un tiempo a esta parte. No en vano, en lo que va de 2010, Álava ha pasado a encabezar la tasa de delitos y faltas por cada 1.000 habitantes por encima de las vecinas Bizkaia y Gipuzkoa.
Según los datos recopilados por la Ertzaintza, el territorio ha sumado entre enero y septiembre 11.128 delitos y faltas conocidos por este cuerpo policial, registro que sitúa la tasa en 35,46 por 1.000, bastante por encima de Gipuzkoa (25,11) y a menos distancia de Bizkaia (32,72), líder del ranking en los últimos años. El territorio, en números absolutos, ha sido además escenario durante los nueve primeros meses del año de más delitos y faltas que los cometidos durante todo 2005 y 2006; en concreto, en estos ejercicios se contabilizaron 9.887 y 10.598, respectivamente. Las 11.266 de 2007 también se encuentran a tiro. Una realidad achacable al notable incremento de la población en la provincia, que no ha dejado de crecer en los últimos años, pero que no esconde el largo camino restante por recorrer en materia de seguridad ciudadana. Aunque el territorio y su capital Gasteiz continúan compartiendo reputación con las ciudades menos conflictivas del Estado, la contención criminal no ha sido posible en un contexto como el actual de crisis, que ha dejado a muchas personas al borde del abismo económico. Son precisamente los delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico y las faltas contra el patrimonio las que de largo encabezan la estadística delictiva del territorio. Entre enero y septiembre se contabilizaron en Álava 3.558 delitos y 4.947 faltas, que se diferencian por el nivel de gravedad de las acciones cometidas.
En el primer apartado entrarían los supuestos de hurto, robo, extorsión, robo y hurto de uso de vehículos, usurpación, defraudaciones (estafa, apropiación indebida, defraudación de fluido eléctrico y análogas), insolvencias punibles, alteraciones de precios en concursos y subastas públicas, daños, delitos relativos a la propiedad intelectual e industrial, al mercado y a los consumidores, sustracción de cosa propia de utilidad social o cultural, incluyendo también los delitos societarios, y otras conductas afines. En el segundo se enmarcan el hurto (hasta los 400 euros y sin violencia), la sustracción, la estafa, la apropiación indebida, el fraude de energía eléctrica y similares. Otro de los escalones altos de la clasificación lo ocupan las faltas contra las personas, un total de 1.233. La Ertzaintza ha contabilizado, además, cinco delitos de homicidio y sus formas, 197 de lesiones, 152 contra la libertad, 328 de tortura y contra la integridad, dos por omisión del deber de socorro, doce contra la intimidad y el derecho a la propia imagen, 36 contra la libertad sexual, nueve contra las relaciones familiares, 208 contra la seguridad colectiva, 32 de falsedades, tres contra la Administración pública, 96 contra la de Justicia, 204 contra el orden público y 14 contra el honor, entre otros. De seguir esta progresión, la posibilidad de que el territorio supere también los datos absolutos de delitos y faltas cometidos en todo 2008 (13.201) y 2009 (14.406) es más que evidente.
Fruto de las acciones delictivas cometidas y conocidas por la Ertzaintza, el cuerpo policial llevó a cabo entre enero y septiembre un total de 1.041 detenciones, la mayoría por delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico (292). Le siguieron en importancia los arrestos derivados de delitos contra la seguridad colectiva (171), tortura y contra la integridad (115) y contra el orden público (113). Los cinco delitos de homicidio y sus formas, los mismos que se cometieron en todo 2009, se cobraron siete detenciones.