LONDRES. La administración de pequeñas dosis del antidepresivo Prozac puede mitigar el llamado síndrome premenstrual (SPM), según científicos británicos.
Científicos de la Universidad de Birmingham han descubierto que ese fármaco, conocido genéricamente como fluoxetina, eleva los niveles de progesterona, que caen drásticamente en la mujer al final del ciclo menstrual.
Se cree que el descenso de esa hormona puede contribuir a la aparición en muchas mujeres de ese síndrome.
Aproximadamente un 75 por ciento de las mujeres sufren el síndrome en cuestión y en un 40 por ciento de los casos éste puede interferir en sus actividades diarias.
Sólo un 3 por ciento de las mujeres sufren la variante más grave del SPM, condición psiquiátrica conocida como trastorno disfórico premenstrual.
La científica Thelma Lovick, que presentó este jueves un trabajo en el Festival de la Ciencia que se celebra en la ciudad inglesa de Birmingham, cree haber podido demostrar que una dosis diaria de dos miligramos de fluoxetina en la semana final antes de la menstruación puede aliviar el síndrome en cuestión.
Su estudio con ratones de laboratorio a los que se indujo esa condición ha sido financiado por el Consejo de Investigaciones Médicas del Reino Unido.
Normalmente, los niveles de progesterona caen durante el período premenstrual y es entonces cuando se presentan los síntomas.
"La progesterona es una hormona que circula por la corriente sanguínea y llega al cerebro, donde se transforma en allopregnanolona (ALLO) y este cambio en la concentración de ALLO en el cerebro excita los circuitos nerviosos responsables del comportamiento emocional", explicó la científica, citada hoy por el diario británico "The Guardian".
Según la científica británica, ALLO aumenta la actividad del ácido gamma-aminobutírico (GABA), principal neurotransmisor inhibitorio cerebral, y en las partes del cerebro que procesan normalmente las respuestas emocionales, produce normalmente efectos calmantes".
Cuando caen los niveles de protesterona y por tanto de allopregnanolona durante la última fase del ciclo premenstrual, se desactiva ese inhibidor natural, lo que deja al individuo más vulnerable a las situaciones de estrés, a las que responde con ansiedad o agresividad.