Vitoria. El Consejo de Gobierno del Ejecutivo autónomo aprobará hoy su Proyecto de Ley Antitabaco, un texto que equiparará a Euskadi con los países europeos más avanzados en la lucha contra esa droga legal, principalmente en su aspecto más controvertido; la prohibición de encender pitillos en cualquier espacio público cerrado, bares incluidos.
El texto, que el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales quería aprobar cuanto antes y desde un punto de vista muy restrictivo, chocaba con una distribución competencial confusa que repartía los deberes en torno a su cumplimiento entre Gobierno Vasco y ayuntamientos. Finalmente, tanto la Ertzaintza como las Policías locales de los municipios vascos velarán por garantizar que los bares y restaurantes sean espacios totalmente libres de humos, reforzados por patrullas de inspección de las direcciones territoriales de Consumo. Los ayuntamientos, por su parte, serán los encargados de abrir los expedientes a aquellos locales en los que no se impida el consumo de tabaco.
En todo caso, fuentes del Departamento de Empleo explicaron ayer a este periódico que los cuerpos policiales vascos no se dedicarán de forma activa a perseguir a fumadores y hosteleros, aunque si detectan que la normativa se incumple, aunque sea de forma casual, tomarán medidas al respecto como les ordena la Ley, que ahora debe salvar todo el trámite parlamentario antes de entrar en vigor. La intención de Lakua es que se empiece a aplicar con el nuevo año, según explicaron ayer a DNA fuentes de Lehendakaritza. Dado que el anteproyecto ha sido muy trabajado durante los últimos meses y que se trata de una Ley de nulo perfil político, en principio no debería haber ningún problema para que esta previsión se cumpla.
La guerra contra el tabaco es una apuesta personal de la consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta, que quería aplicar las restricciones desde antes de verano, aunque finalmente las reticencias de los hosteleros vascos y de Eudel han prolongado más de lo inicialmente previsto los trabajos preliminares.
La comisión técnico-jurídica sobre la Ley Antitabaco escuchó durante todo el pasado curso parlamentario a los agentes implicados, entre quienes los hosteleros son los que se sienten más perjudicados. Muchos de ellos hubieron de reformar sus establecimientos para habilitar zonas especiales para fumadores obligados por la Ley estatal, una serie de inversiones que con la entrada en vigor de la nueva norma caerán en saco roto.
Los propietarios de bares y restaurantes consideran injusto además el hecho de poder ser sancionados por el comportamiento de sus clientes, tal y como ya ocurre con el consumo de drogas ilegales en establecimientos públicos.
Sin embargo, y aunque la polémica con respecto a la Ley se centra en bares y restaurantes, el texto va mucho más allá. Se trata de impedir el consumo de tabaco en los centros educativos, tanto en áreas cerradas como al aire libre -incluso en zonas de juegos al de parques públicos que estén ideadas para menores de 18 años-, en cualquier instalación deportiva abierta, siempre que haya menores -aunque se estudia la posibilidad de permitir fumar en recintos abiertos como estadios de fútbol-, en hoteles, en transportes públicos y en aquellos privados en los que viajen menores.
De acuerdo con los datos contenidos en una encuesta que maneja el Gobierno Vasco, el 70% de los ciudadanos de la CAV está de acuerdo con que se prohíba fumar en todos los lugares cerrados. Del 30% restante, hay un elevado porcentaje de personas que cree que la medida que adoptará el Ejecutivo les ayudará a abandonar el hábito. Según los datos que ofrece la dirección vasca de Drogodependencias, el 30% de la población entre los 15 y los 64 años es fumadora, una cifra que se eleva por encima de la media de la UE.
El proyecto establece una serie de sanciones tanto para los infractores como para los que permitan fumar en sus locales aunque, según la directora de Drogodependencias del Gobierno Vasco, Celina Pereda, el objetivo de la nueva legislación sobre el consumo de tabaco no es la imposición de multas, sino concienciar a la población de que su consumo es perjudicial y proteger la salud de las personas. Fuentes del Ejecutivo precisaron que se buscará disponer de ambientes más saludables que beneficien a todos y que, incluso los fumadores, ante esas dificultades, se puedan plantear dejar empezar a dejar el vicio del tabaco.