Vitoria. En ocasiones echar la vista atrás no es una pérdida de tiempo sino un impulso para ganar el futuro. Con esa premisa como bandera, un grupo de agricultores y de interesados en recuperar el patrimonio provincial, encabezado por el ingeniero técnico agrícola Aurelio Robles, decidió hace unos meses comenzar a trabajar en la recuperación de uno de los cultivos tradicionales del territorio: el arganzón. Así, se dieron los primeros pasos para identificar las ubicaciones de este fruto, del tamaño de la baya, que tuvo una gran tradición en Álava hasta hace algunas décadas.
El trabajo intensivo de otros cultivos como la patata y la remolacha hizo olvidar otro tipo de alimentos como éste. Tal circunstancia condenó a la desaparición a muchos productos autóctonos que hoy en día se están intentando recuperar. Esfuerzos similares al que se pretende con el arganzón ya se han implementado con árboles frutales como el manzano o el melocotonero de viña.
En ese sentido, a la plantación experimental que ya existe de esta baya se le unirá desde este invierno otra que se ubicará en la localidad de Adana. Un campo adyacente a esta villa de la Llanada albergará una finca de entre 2.000 y 2.500 metros cuadrados en los que se cultivará este arbusto de manera ecológica y en la que se espera una buena cosecha dado el alto rendimiento que ofrece la baya y la gran variedad de oportunidades que ofrece su uso en el ámbito culinario.
De hecho, el pasado mes de julio ya se comprobaron las bondades del arganzón para la pastelería cuando la Federación de Hosteleros y Reposteros de Álava elaboró unas tartaletas basada en un hojaldre relleno de crema y nata con este fruto. Además, el peculiar sabor de este fruto permite su combinación con productos salados. Y eso ya lo saben en un conocido restaurante del centro de la capital, el Zabala, que ha preparado un pintxo basado en la baya recuperada.
Pero las virtudes del arganzón no quedan ahí. De hecho, el maestro heladero Andrés Sirvent, que elaboró entre otros los helados para las bodas de la infanta Cristina y del príncipe Felipe, ya está trabajando con este fruto para elaborar un nuevo concepto. Será en breve cuando éste salga al mercado y se pueda degustar en sus versiones dulce o amarga, en función de si se selecciona el grano rojo o el verde.
Claro que también se puede degustar en fresco, manera en la que mejor mantiene todas sus propiedades. El arganzón es rico en vitamina C y con propiedades anticancerígenas, además de contener ácido gamma-linóleo valioso para fortalecer el sistema inmunológico y cardiovascular y mitigar los dolores de cabeza y problemas menstruales.
Por todo ello, los impulsores de este proyecto animan a su fomento en otros puntos como complemento a la renta agraria habitual. "Hay capacidad para hacer más y es importante impulsarlo porque el desarrollo del arganzón es desarrollo rural y alimenticio. Álava tiene que creer en sí misma y en sus propios productos. Debemos valorar lo que tenemos porque no hace falta traer alimentos de fuera para abastecernos", explica Robles, convencido de la potencialidad de los cultivos autóctonos perdidos en la provincia. De momento, en el territorio ya han encontrado nueve ubicaciones donde se puede encontrar este fruto como son Vírgala, Bóveda, Mioma, Zuazola, Lalastra, Bitoriano y Aramaio. Adana será la siguiente.