ni el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, ni el descenso del número de jóvenes, ni las políticas públicas de vivienda han provocado que la emancipación deje de ser uno de los principales problemas de la juventud. Al contrario. La crisis, el paro, la precariedad laboral de muchos de los que todavía conservan el empleo o las dificultades de acceder a un crédito dificultan aún más una posibilidad que cada vez tiene más de utopía.
El Ararteko subrayaba hace apenas unos días en un artículo que "la vivienda constituye un recurso de primera necesidad sin el cual se hace prácticamente imposible emprender una vida autónoma que permita el pleno desarrollo personal y social".
Sin embargo, las datos que arrojan los diferentes estudios sobre esta materia son contundentes. Y sobre todo, en Euskadi, ya que la edad media de emancipación ha experimentado un "importante retroceso en los últimos años".
Según el Ararteko, en la década de los 70 los jóvenes vascos abandonaban el hogar familiar con menos de 23 años; a finales de los noventa los hombres lo hacían a los 30 y las mujeres a los 28. "En los últimos años, los datos disponibles apuntaban a cierto descenso. Pero es muy posible que nuevamente se produzca otro retraso, ligado a una situación de crisis", asegura el Ararteko.
En este sentido, Carlos Barcina, asesor de Urbanismo y Ordenación del Territorio del Ararteko, indica que a esto hay que añadir "los problemas derivados de la financiación, incluso para los que son adjudicatarios de una vivienda de protección oficial. Los bancos aplican unos criterios más restrictivos y a muchos se les niegan los créditos. Esto es algo que se está dando, sobre todo, en los tres últimos años; es novedoso y resulta difícil ofrecer una respuesta".
En opinión del sociólogo Javier Elzo, hay dos razones objetivas para que los jóvenes no puedan emanciparse: "La primera es el paro y la segunda el precio de la vivienda. A esto hay que añadir la crisis, aunque antes de esta situación ya había dificultades para conseguir un trabajo estable".
Y es que tal y como se desprende de un informe del Observatorio Vasco de la Juventud realizado hace dos años, más de la mitad de los jóvenes que viven emancipados del hogar familiar dispone de menos de 900 euros al mes. Asimismo, en Juventud Vasca 2008 se afirma que más de la mitad de los jóvenes vascos entre 20 y 29 años dice que depende de los ingresos económicos de la familia.
Situación que nada tiene que ver con la realidad europea, donde, en países como Dinamarca, Holanda o Finlandia, ya hace ocho años, menos del 15% de las personas entre 25 y 29 años vivía con sus padres. En el Estado, la cifra alcanza el 80% -el dato sólo es superado por Italia con un 84%-.
El europeo, un modelo basado en el alquiler, sería, en palabras de Barcina, "difícil de implantar" ya que se parte de "realidades muy diferentes". "Aunque se está avanzando, aquí el alquiler es todavía muy minoritario y parte de las razones son históricas. Además, es complicado cambiar la mentalidad de la gente o las políticas de las administraciones. No tenemos nada que ver con países como Alemania o Austria, donde, por cierto, la tendencia es volver a la propiedad".
Precisamente esta opción, la propiedad, se ha convertido en un sueño. Según datos del Banco de España de 2003, el precio medio de la vivienda en propiedad se ha multiplicado por 16 en términos nominales entre 1976 y 2002. Y sólo entre 1987 y 2002, en el Estado, los precios subieron un 115,5%, descontando la inflación, mientras que en el mismo periodo los salarios sufrieron un aumento real del 8,83%.
Por otro lado, entre 1997 y 2005 la renta de alquiler media se ha incrementado en un 91%.
la solución
El alquiler
Así, la única solución posible para la gran mayoría pasa necesariamente por la vivienda protegida. Para los demandantes mejor en propiedad, para la Administración en alquiler. Y en esa dirección están encaminadas sus políticas. "Éste es el planteamiento en el que todos están de acuerdo, pero luego la realidad va por otro lado", explica el asesor del Ararteko. Y añade: "Las políticas se vienen implementando desde hace tiempo y son positivas e incluso referente para otros lugares, pero a pesar de eso sigue habiendo deficiencias. Por ejemplo, no hay un número importante de promociones de alquiler".
A pesar de que para muchos el alquiler suponga "tirar dinero" ya que los precios se asemejan a los de una hipoteca, Barcina apunta que "en los últimos tiempos ha ocurrido una cosa curiosa: se ha incrementado el número de solicitantes de vivienda protegida de alquiler". "Esto es también consecuencia de la crisis", agrega.
Sin embargo, en el informe extraordinario que realizó el Ararteko hace tres años se insistía en que la Administración "debe centrar sus esfuerzos" en el fomento del alquiler, de forma que cuando los arrendatarios "cambien sus condiciones, las viviendas puedan volver al patrimonio de la Administración".
Asimismo, Barcina subraya que aunque "desde hace años se viene realizando un esfuerzo importante en cuestiones de vivienda protegida", hay puntos en los que Euskadi está "a la zaga". "Por ejemplo, en el control de las transmisiones, la calificación definitiva de la vivienda protegida o la adjudicación en derecho de superficie. El documento también planteaba si se debería cambiar el sistema del sorteo por otra fórmula de baremos".
A este respecto, el asesor del Ararteko asegura que en el futuro "la mayoría de los desarrollos urbanos van a incluir mucho suelo para vivienda de protección oficial". Esto significaría que la oferta "debería ser suficiente". "Está previsto que la vivienda no sea una utopía para los jóvenes y que haya muchas más protegidas para dar respuesta a todas las necesidades", asevera.
En este sentido, Elzo cree que la situación actual cambiará en "diez o doce años" porque la estructura familiar será "distinta". "Habrá cantidad de padres separados en la edad en la que los hijos tienen que emanciparse. Los vástagos no tendrán un padre y una madre tal y como está estructurado hoy y las nuevas relaciones padre-hijo favorecerán la emancipación".
en euskadi
"Amazulo"
Además de todas las razones anteriormente apuntadas, el sociólogo incide en un motivo de tipo subjetivo. Según Elzo, la estatal es una sociedad en la que a los padres les cuesta aceptar que un hijo se vaya de casa a los 20 años, como ocurre en otros países europeos. "Esto es algo muy estructural que se da en el Estado y en Italia y que tiene que ver con una determinada manera de concebir la familia", afirma. En este contexto, es "impensable" que los progenitores paguen la carrera a su hijo los dos primeros años y que, a partir del tercero, "se tengan que buscar la vida, como se hace en gran parte de Europa".
"A esto se añade un fenómeno mayor: los padres de hoy en día tienen un sólo hijo, como término medio, y lo tienen tarde, por lo que se encuentran con una gran dificultad cuando ven que su hijo se va y se tienen que quedar solos. Además, en Euskadi se da un fenómeno específico y es que somos muy etxezulos, muy amazulos. Más que en el resto del Estado", concluye Elzo.