vitoria. Dos años de crisis es tiempo suficiente para que la recesión pase factura al sector comercial. Supermercados y grandes superficies, a pesar de no salir demasiado mal parados de la recesión económica, sí que han detectado durante este periodo cambios en los hábitos de compra de los clientes que siguen visitando sus establecimientos, pero son más comedidos a la hora de utilizar la tarjeta de crédito.
La responsable del Departamento de Relaciones Exteriores de Mercadona en la zona norte, Noelia Iglesias, apunta un cambio en el tipo de clientela desde el inicio de la crisis consistente en familias medias que sólo tienen ojos para los artículos más baratos o los que están de oferta. Por esta razón, esta firma se propuso "eliminar todos los gastos superfluos y reducir al máximo los precios sin perjudicar la calidad de los productos".
Desde el área de Comunicación de Eroski, Josu Sanz, confirma estos cambios en el tipo de clientela y apunta que el estallido de la crisis ha tenido consecuencias directas en los hábitos de los consumidores. "Desde hace año y medio hemos notado un cambio a la hora de realizar las compras; los clientes vienen más a los supermercados, pero compran menos", sostiene. En definitiva, la crisis ha dado al traste con costumbres como la de acudir a primeros de mes al centro comercial de las afueras de la ciudad y cargar a tope el maletero del coche. Ahora, los consumidores prefieren ir a los supermercados próximos a sus domicilios y adquirir lo básico y necesario para la alimentación diaria.
Este fenómeno se debe, fundamentalmente, a la crisis económica, pero también influyen otros motivos más relacionados con cambios en la sociedad y en los modos de vida que también influyen en el comercio. Por ejemplo, durante la última década ha descendido el número de familias con hijos y han aumentado las parejas jóvenes sin descendientes, familias monoparentales y jubilados. Estos tres grupos conforman el tipo medio de cliente diario, y ninguno de ellos necesita tener las despensa tan llena. Este nuevo comprador tiene, además, otras motivaciones a la hora de llenar la cesta de la compra. Antes se optaba más por la búsqueda de productos frescos y de calidad, mientras que ahora se imponen los fáciles de preparar, esto es, envasados y precocinados.
hombres y marcas Una de cada cinco cestas de la compra (21%), la llenan los hombres, frente al 10% de hace diez años y, según los expertos, compran lo básico para el consumo diario, son menos sensibles a las ofertas y, aunque también adquieren marcas blancas, lo hacen en menor medida que las mujeres. Los productos preferidos por los varones son las bebidas (24%), leches, batidos y conservas (19%), mientras que en droguería, por ejemplo, sólo gastan un 15%.
Este creciente protagonismo del hombre se debe a que el número de hogares unipersonales va en aumento, tanto de jóvenes como de mayores, ya que las parejas tardan más en casarse y los divorcios están a la orden del día.
Otro de los factores fundamentales que determina los hábitos de consumo de las familias son los niños. Influyen hasta en un 60% de las compras que se realizan en el hogar. Y en la mitad de las ocasiones son ellos mismos quienes deciden el producto que se acaba adquiriendo. Su aportación a la cesta se nota de forma especial en alimentos como los lácteos y la bollería.
Al igual que en el caso de los hombres, son más sensibles a la publicidad y las marcas y, por lo tanto, más influenciables por los anuncios que les llegan a través de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías.