vitoria. A pesar de la crisis y de que Santiago cambiará totalmente sus funciones al calor de la reordenación hospitalaria diseñada para Gasteiz, el centro de la calle Olaguíbel pronto estará de estreno. A buen seguro, en la primera semana de septiembre, momento en el que reabrirá su planta de Traumatología, quinta del pabellón A. Tras varios meses de trabajos, la unidad ha sido sometida a un importante lavado de cara que servirá para que la comodidad de trabajadores y pacientes y la atención de estos últimos gane enteros. Nuevos cuartos de baño, puertas y luminarias y espacios más holgados caracterizan la actuación, cuyo coste -comprometido por la dirección del hospital desde hace años- se acerca a los 400.000 euros.
Las características del bloque donde se ubica este servicio -en forma de U y que, por cierto, albergará el futuro hospital de crónicos- ha permitido acometer la reforma en dos fases. La primera arrancó en Semana Santa y la segunda se ha llevado a cabo durante este verano, en cada una de las dos alas de la planta. Los pacientes Traumatológicos, así, han sido agrupados en una u otra en función de las obras.
A falta de instalar todo el mobiliario y de limpiar los espacios, los resultados saltan a la vista. Las habitaciones que acogerán a los usuarios del servicio son las principales afectadas por la reforma. Por una parte, se ha eliminado en todas ellas la segunda puerta que separaba el descansillo de la estancia donde descansan los enfermos, mejorando así su luminosidad y amplitud.
Además, las puertas de los baños se han convertido en unas amplias correderas, el suelo interior en antideslizante y se han eliminado las vetustas bañeras donde, hasta ahora, los pacientes eran introducidos para asearse. Ahora, sin barreras físicas, podrán ducharse incluso sentados en una silla de ruedas.
Los inodoros también han sido adaptados para que puedan usarse por personas escayoladas y, por último, se han instalado lavacuñas empotradas para limpiar y desinfectar las bacinetas empleadas por los pacientes. "Las habitaciones son ahora muchísimo más cómodas para trabajar, con más luz y espacio para todos. En una planta con tanto cachivache no puede trabajarse con obstáculos", expone la supervisora del servicio de traumatología y maxilofacial, Miren Letona.
El techo de los pasillos de la planta se ha remodelado completamente con nuevas luminarias, y los traumatólogos que trabajan en la unidad contarán con una amplia sala para desarrollar sesiones clínicas y estudiar los diferentes casos. Las camas de la planta han sido reducidas a 36, por las 38 con las que contaba hasta ahora, porque una de las habitaciones será empleada para prealtas, lo que permitirá descongestionar la planta y agilizar la salida de los pacientes, tanto traumatológicos como maxilofaciales.
Una disminución de camas no demasiado sensible porque los usuarios del servicio de neurocirugía, que hasta el momento también se ingresaban en esta quinta planta, serán reubicados en la tercera junto con los neurocríticos.
Al margen de esta reforma, el Hospital Santiago ha estrenado nuevos aparatos de climatización en la lavandería y la cocina y tiene pendiente la automatización de las puertas de acceso a la séptima planta del pabellón B, donde se ubica el servicio de psiquiatría.