vitoria. El comercio en agosto, tras las fiestas se ha estancado. La calle Gorbea, una de las arterias más concurridas de la ciudad, es un ejemplo. Las pocas tiendas que no han cerrado por vacaciones están prácticamente vacías. El presidente de la asociación de comerciantes, José Antonio Landeras, sabe que es un mes difícil para las ventas.
"La caja no funciona bien; en años anteriores hemos trabajado un 70%, un porcentaje inferior al del resto del año. Somos de los pocos comercios que trabajan en este periodo vacacional debido a que algunos propietarios no creen que merezca la pena abrir".
Las fiestas de La Blanca han sido un punto de apoyo para el comercio. "Los primeros días del mes no hemos parado ni un solo momento, pero a partir del día 10, se notó un gran bajón; la ciudad se queda vacía porque la mayoría de la población se marcha de vacaciones", apunta Landeras. Para afrontarlo, algunos negocios han optado por reducir el horario laboral o modificar los turnos de trabajo de los empleados. "Nosotros nos turnamos de manera que se completan todas las horas esenciales, un método que permite tener la tienda abierta durante toda la jornada. Sin embargo, los sábados no nos salen rentables", explica este comerciante.
La crisis también ha influido en esta situación. "Si ya es difícil lidiar con la temporada estival de por sí, cuando se suma una crisis como la actual, provoca un agujero mayor tanto en los bolsillos de los clientes como en las cuentas de los comerciantes".
En el sector textil, además, también condiciona el clima. "Si no hace calor, los ciudadanos no se animan a pasear por la calle y entrar a comprar. Es todo un ciclo que condiciona diariamente las ventas", constata Landeras.
rebajas Respecto a las rebajas, el resultado es similar al de años anteriores. "Ya no es el boom de los descuentos de julio, ni de las grandes ofertas que se realizan a finales de junio, como los quince días de oro, que consiguen acaparar a la mayor parte de la clientela".
A pesar de todo, durante el resto del año, los comerciantes obtienen "buenos" resultados. "El éxito de la calle Gorbea ha sido siempre la multitud de comercios diferentes que conviven: desde ferreterías, joyerías, tiendas de ropa y calzado hasta muebles o pinturas. Son negocios que pasan de generación en generación en los que el trato con el cliente es familiar.