madrid. La Generalitat ha autorizado para este año más de 200 festejos taurinos en 26 municipios del sur de Tarragona, en alguna de las diferentes modalidades tradicionales en esta zona, y que no se han visto afectadas por la decisión acordada por el Parlament de prohibir las corridas de toros a partir de 2012, según confirmaron fuentes de la delegación del Govern en Terres de l"Ebre. Los festejos del sur de Tarragona, que se celebran en 32 núcleos urbanos, conocidos con el nombre de correbous (encierro de vacas y toros que no acaban con la muerte del animal), incluyen también variantes como los bous embolats (que suponen colocar dos teas ardiendo en las astas del animal) y los capllaçats (en los que se ata la testuz del toro con una soga que portan los mozos de la localidad).
La plataforma Prou!, promotora de la prohibición de las corridas y que recogió 180.000 firmas para tal fin, ha declarado en diversas ocasiones que los correbous también son "tortura", aunque durante los meses de debate que se han seguido en la cámara catalana, los partidos han destacado que la diferencia radica en que los festejos populares de Tarragona no incluyen la muerte del animal. A ese respecto se pronunció ayer Juan José Badiola, presidente del Consejo General de Colegios Veterninarios de España, afirmando que pese a que no se mate al animal, los toros sufren un "fuerte estrés y miedo" cuando se les coloca fuego en sus astas, como en la modalidad catalana de correbous o los "toros de fuego".
En su opinión, "es verdad" que en los correbous no se sacrifica físicamente al toro, mientras que en las corridas sí; "es cierto" que no se le rejonea, ni se le colocan banderillas, pero al toro de fuego "también se le humilla públicamente". No obstante, reconoció que "no hay muchos estudios que evalúen el sufrimiento del animal" pero se trata de un espectáculo "duro, en el que lo más probable es que el toro sufra", ya que se trata de un show público en el que se somete al animal a "estrés y temor". Por su parte, Santiago Malpica, presidente de la asociación de veterinarios espacializados en espectáculos taurinos, reconoció que el toro, siempre que sale de una finca, ya sea para un espectáculo u otro evento "sufre estrés" ya que se trata de un animal criado de manera semi-salvaje. Además, en cuanto a los umbrales de dolor de la especie, Malpica opinó que desde el punto de vista del bienestar animal "es más lógico" lo que se hace en España, al matar al toro en la plaza que, por ejemplo en las corridas portuguesas, donde no se sacrifica a la res en el coso. A este respecto precisó que al modo luso, el animal se queda frío con la herida abierta y con hemorragia hasta que finalmente se le da muerte.
Con todoo, el grueso de festejos taurinos se inicia a mediados de agosto y el arraigo de los espectáculos taurinos es indiscutible en las Terres de l"Ebre, por lo que se confía en que se "blinden" los correbous.