Dulantzi. El Castro de Henaio ha recuperado su esplendor histórico gracias una iniciativa del Ayuntamiento de Dulantzi a través de la cual se han reproducido dos casas, similares a las de Edad del Hierro, y dos tramos de murallas de una longitud de cuatro metros cada uno. Además, se han instalado diversos paneles informativos con el objetivo de acercarse a la historia y proyectar la zona turísticamente.

En el acto de presentación del nuevo centro de interpretación arqueológica del Castro de Henaio estuvieron presentes Mari Carmen Liñares Filloy, presidenta de la Cuadrilla de Salvatierra, Félix Bengoa Ibañez de Garayo, alcalde de Dulantzi, Armando Llanos Ortiz de Landaluce, arqueólogo e investigador del yacimiento y Cristina Llanos Urrutia, responsable de la creación del Centro de Interpretación del Castro de Henaio. Liñares mostró su satisfacción por la presentación "de un nuevo recurso turístico-patrimonial dentro de la comarca de Agurain". Desde su cargo en la Cuadrilla de Agurain, Liñares apuesta por "empezar a explotar la zona turísticamente, ya que contamos con importantes recursos, de una forma compatible y respetuosa con el medio ambiente".

Este yacimiento arqueológico fue descubierto como poblado de la Edad del Hierro en una prospección por la zona llevada a cabo por Armando Llanos, María Nieves Urrutia y Jaime Fariña en el año 1968. Un análisis de los restos localizados puso de manifiesto su interés e importancia planteando su excavación que se llevó a cabo entre los años 1969 y 1970. Las excavaciones se realizaron sobre una de las terrazas de la parte alta del cerro. Pudiendo aislarse tres niveles, de otras tantas fases de poblamiento.

En el primer nivel se vieron algunos muretes de piedra muy deteriorados por las labores de labranza. En el siguiente nivel inferior se descubrió una de las viviendas, que conservaba su trazado de planta circular. Bajo este nivel otro, que correspondía al primer asentamiento humano en el cerro, presentaba los restos de los hoyos para anclar los postes de madera de las primeras construcciones.

Los materiales encontrados en estos niveles, una vez estudiados y realizado su análisis radiocarbónico, fijaron estas diferentes etapas de población con un origen de alrededor del siglo XI-X a.C. (Bronce Final) llegando a las últimas etapas en los siglos IV-III a.C. (Hierro Final). Se calcula que la vida del poblado se alargó durante unos 800 años.

La empresa Sormen Creativos se ha encargado de llevar a cabo la musealización del Castro de Henaio por un importe de 149.390,00 euros. "La importancia del Castro de Henaio es la recuperación de un patrimonio arqueológico desconocido e interesante. Es destacable además que el castro se excavó, se hicieron todas las investigaciones y posteriormente todas las estructuras se volvieron a cubrir. Por lo que hemos intentado que dentro de un espacio arqueológico no visible recrear cómo era el lugar en el que vivían esas personas", explicó Cristina Llanos, responsable de la creación del Centro de Interpretación.

El lugar se ha habilitado como imán turístico después de que en 2004 el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco diera el visto bueno a su declaración como bien cultural. La zona afectada por este tratamiento es un asentamiento fechado entre la Era del Bronce y las primeras etapas del Hierro.

reproducciones El plan de Sormen ha pasado por la reproducción de dos casas, similares a las de la Edad de Hierro, aparecidas en las excavaciones del Castro de Henaio. De planta circular, con un diámetro de 6 metros y de 4,5 metros de altura, el recinto cuenta con paredes con estructura de postes verticales, cerramiento de palos en trabajo de cestería y manteado con mortero. Además se han reproducido dos tramos de la muralla en una longitud de cuatro metros cada uno de ellos. Para dar a conocer el enclave se llevará a cabo la señalización del itinerario cultural y se elaborará material divulgativo.

En el caso de Henaio se eligió una colina con fuertes pendientes por tres de sus lados reforzadas con una defensa artificial en forma de terrazas y muros, que lógicamente fueron más potentes en su lado sur al carecer de una defensa natural apropiada. Desde su altura se controlaba una zona de paso natural, en dirección este-oeste, así como aquellos que a través de los montes de Vitoria, hacían posible la entrada de gentes a la Llanada Alavesa, desde el sur. Por otro lado, el río Alegría aseguraba la dotación de agua necesaria para el desarrollo propio del poblado y de su cabaña ganadera. El poblado se convirtió en el centro de dominio de una zona concreta que tendría sus límites en un radio de entre cuatro y cinco kilómetros.

"No hemos querido hacer la reconstrucción de las viviendas en la parte alta del poblado, sino hacerlo en un espacio degradado dentro del mismo recinto que era una cantera, con lo que hemos conseguido la recuperación ambiental de la zona degradada y una recuperación arqueológica de un espacio", matizó Cristina Llanos.