Vitoria. La necesidad de optimizar recursos ha obligado al Departamento vasco de Educación a revisar la oferta que realiza la red de centros de educación para personas adultas, a la que acuden diariamente en Álava más de 4.000 alumnos con edades comprendidas entre los 18 y los 70 años. A partir del próximo curso dicha red eliminará el aula que tiene destinada a la atención de personas con necesidades educativas especiales; una decisión que ha ocasionado un fuerte malestar entre las familias.

El servicio que se presta desde el año 1992 en el EPA Zaramaga, perteneciente a Paulo Freire, se suprimirá a partir de septiembre, según ha comunicado esta misma semana Educación a quienes estaban matriculados en esta clase. A ella acudían alumnos adultos con discapacidad intelectual para aprender nociones básicas, principalmente de alfabetización, con el fin de poder desenvolverse con autonomía en la vida diaria. "Les enseñaban, por ejemplo, a manejarse con los euros, a mirar la hora en el reloj o a leer el nombre de una calle", explica Amaia Otxoa de Olano, hermana de Aranzazu, una de las cinco alumnas afectadas por esta decisión. Asegura que ningún otro recurso educativo existente en la actualidad les proporciona una ayuda así.

Sin embargo, el Gobierno Vasco considera ahora que los estudiantes con necesidades educativas especiales no tienen cabida en este tipo de centros. "Tras llevar a cabo un análisis profundo, hemos podido comprobar cómo año tras año estos alumnos seguían sin alcanzar los objetivos académicos fijados", explica la delegada de Educación, Marian Jáuregui, que insiste en que los centros de educación para personas adultas no son sitios adecuados para formar a quienes padecen algún tipo de discapacidad intelectual y por su edad ya no pueden ser atendidos dentro de la enseñanza reglada. "Va en contra de una filosofía inclusiva", afirma.

El Ejecutivo autonómico, de hecho, quiere hacer cumplir el decreto aprobado hace dos años, que establece que las misiones de la EPA son principalmente dos: ayudar a sus alumnos a sacarse el graduado escolar y prepararles para las pruebas de acceso a los ciclos formativos de Grado Superior o a la Universidad. Para la delegada, éstas van a ser las prioridades de cara a los próximos años, junto con la alfabetización de la población inmigrante.

Enseñanza pública Sin embargo, los familiares no están en absoluto de acuerdo con la medida adoptada. Aseguran que la enseñanza pública debe dar alguna respuesta a las personas como las que integran esta clase, la mayoría con los 40 ya cumplidos, pero que cuando estaban en edad escolar "no tuvieron las mismas oportunidades para formarse que hay ahora". "Parece que los que tienen alguna dificultad están condenados a ser analfabetos", asegura Amaia.

En relación a la alternativa planteada por Educación, la de acudir a un taller ocupacional, insisten en que la enseñanza que los alumnos pueden recibir en este tipo de cursos no es comparable a la que han recibido hasta ahora en el EPA Zaramaga. "En los talleres aprendes un oficio pero no hay una ayuda a la alfabetización, además, algunos de estos alumnos tienen la movilidad reducida, por lo que son rechazados", añade.

En el centro Paulo Freire también consideran, al igual que en la Delegación de Educación, que con la desaparición de este aula de educación especial "van a ganar el resto de los alumnos". La intención es que el profesor de pedagogía terapéutica que hasta ahora atendía a estas cinco personas, ofrezca un servicio itinerante por todos los centros de EPA con el fin de ayudar a todos aquellos alumnos que necesiten algún tipo de apoyo educativo. Su director, Patxi Viana, recuerda que la existencia de esta clase, con unas plazas muy limitadas debido a la atención tan especializada que requerían sus alumnos, generaba muchas protestas en otras familias, que también querían beneficiarse de este servicio.

En este sentido, la delegada de Educación aboga por buscar una fórmula para poder llegar a las necesidades educativas de las personas adultas con discapacidad intelectual. Sin embargo, Jáuregui añade que en el debate sobre una posible reorientación del servicio deberían participar otras consejerías del Gobierno Vasco, no sólo el Departamento de Educación, así como otras instituciones. Cabe recordar que en Álava la competencia sobre la atención sociosanitaria recae sobre la Diputación Foral de Álava. "No se puede montar algo exclusivamente para ellos, quizá haya que pensar en una filosofía de aprendizaje para toda la vida", añade la delegada.