vitoria. Alcohólicos Anónimos basan su metodología en los doce pasos. ¿En qué consisten?

El primero es aceptar que se es alcohólico y que tu vida es ingobernable. Eso cuesta muchísimo, tanto a los hombres como a las mujeres, aunque a estas últimas tal vez un poco más porque la palabra alcohólica conlleva un estigma muy fuerte. Los otros once pasos son de mejora personal. El segundo es, por ejemplo, en el que confiamos en la fuerza del grupo. Con el tercero uno pone su vida en manos de esa fuerza superior a la del individuo, pero jamás vinculada a una doctrina religiosa concreta. No debatimos sobre religión y cada cual es libre de pensar lo que quiera en ese sentido.

¿Se hace balance vital?

En uno de los puntos, que llega cuando tienes la cabeza más lúcida, toca hacer inventario de tu vida. Nosotros lo comparamos al inventario que hace un comerciante cuando retira mercancía que está en mal estado y no se puede vender. Posteriormente, tomamos a alguien de nuestra confianza, que puede ser un psiquiatra, un médico o un confesor, y le contamos cosas íntimas y dolorosas que no contamos ni siquiera en las reuniones. Si escondes cosas, remordimientos, en tu interior, lo más seguro es que vuelvas a beber.

¿El alcoholismo oculta problemas más profundos?

Yo llegué a Alcohólicos Anónimos muy dañada psicológicamente y necesité de la ayuda de un profesional. Los médicos dicen que el alcoholismo esconde complejos, carencias afectivas... Precisamente para superar todo eso están los doce pasos, que no son fáciles, pero que con la ayuda de los compañeros resultan mucho más llevaderos.