La felicidad de vivir en sus nuevos pisos duró lo mismo que tardó el edificio de VPO municipal en demostrar sus carencias. El bloque, entre Capital de Euskadi, Neveras y Alejandro Mendizábal, de aspecto moderno, ya ha padecido desde agosto de 2009 varios episodios que han enervado a los residentes y que han puesto en riesgo la vida de transeúntes. No en vano, de la fachada del bloque se han desprendido hasta cuatro cristaleras sin que nadie sepa por qué ocurre. Por ello, las protestas vecinales se ha repetido ante la constructora, la promotora y el arquitecto de una obra a todas luces deficiente. No han faltado las visitas a los despachos oficiales para pedir responsabilidades. Ya han obtenido respuesta. Y una que no esperaban. El Ayuntamiento de Vitoria les obliga de inmediato a vallar el solar y a correr con los gastos derivados de tal operación, circunstancia que se traducirá en el pago de 14.000 euros por parte de la comunidad, aproximadamente.
Un informe del Servicio municipal de Edificaciones así lo contempla e, incluso, impone el respeto de posibles multas si no se atiende sus requerimientos. El caso es que la obligatoriedad de las medidas a adoptar no ha dejado indiferentes a los vecinos. No entienden la iniciativa, entre otras cosas, porque las deficiencias no las han provocado ellos.
El caso es que la comunidad ha tenido que contratar el vallado de su solar, que circundará una superficie de cinco metros alrededor del bloque. La minuta asciende a 7.000 euros por dos meses, cantidad que se incrementaría en 30 euros por cada día de más que la estructura se mantenga en pie. Aparte, los residentes tendrán que pagan otros 7.000 euros para contratar un abogado. La función de éste pasa por el asesoramiento a la hora de denunciar a Larcovi, la promotora del edificio. Además, los vecinos tendrán que hacerse con el trabajo de un perito, éste para determinar por qué el edificio pierde piezas con tanta facilidad. El único consuelo que les queda viene de la denuncia que elevarán a Etxebide por las deficiencias detectadas. Según lo que determine este órgano dependiente del Gobierno Vasco, podrán pedir responsabilidades y el pago de los gastos ya sufragados a la constructora EBA, a la promotora Larcovi o a quien le corresponda. Eso sí, algunos vecinos temen por la lentitud de este tipo de procesos. Los desatinos en este edificio llegaron el pasado verano, cuando los residentes apenas llevaban cuatro meses familiarizándose con sus nuevas viviendas. Entonces, una pieza de cristal, de uno por tres metros, de las que recubren la fachada, se desprendió desde un séptimo piso de altura. Se estrelló contra el suelo y estalló en varios pedazos. Fue el inicio de una pesadilla que ha provocado miedo y mil inseguridades. Ahora ya se han desprendido cuatro cristaleras la última, hace unas semanas. Y ya hay daños. Sólo materiales, pero se requerirán 7.000 euros para arreglar el vehículo sobre el que cayó unos de los paneles. Y lo peor es que nadie sabe por qué se caen los paneles ni cómo evitarlo.