Copenhague. Una nube de ceniza originada por la erupción de un volcán en Islandia obligó ayer a varios países europeos a cerrar su espacio aéreo y a cancelar entre 4.000 y 5.000 vuelos hasta la medianoche en todo el continente, dejando a miles de pasajeros en tierra.
La Agencia Europea para la Seguridad en la Navegación Aérea (Eurocontrol) informó de que entre el 14% y el 18% de los 28.000 vuelos que Europa registra diariamente fueron cancelado. En concreto, Noruega, Reino Unido, Irlanda, Dinamarca y Suecia cerraron su espacio aéreo, salvo para casos de emergencia. Las restricciones parciales afectaron también a Bélgica y Finlandia, así como a otros aeropuertos europeos de forma indirecta. Desde el Estado fueron cancelados un total de 466 vuelos hacia el norte de Europa en el balance de las 17.30 horas.
Las principales rutas que van por el límite norte del Atlántico llegaron a los aeropuertos europeos con cierto retraso, según indicó Eurocontrol, que estimó que las perturbaciones en el espacio aéreo europeo "podrían durar dos días", pero "esto dependerá del modo en que evolucione la nube" de cenizas volcánicas.
Las directrices de la Organización Internacional de Aviación Civil impiden proporcionar servicios de control de tráfico aéreo a aeronaves en espacios aéreos afectados por ceniza volcánica, de ahí que se haya obligado a las aerolíneas a suspender temporalmente sus vuelos.
Las restricciones afectaron a miles de pasajeros en toda Europa e incluso se cerró el aeropuerto con mayor tráfico del continente, el de Heathrow (Londres), hasta por lo menos las ocho de la mañana (hora peninsular) de hoy. Un portavoz de la base aérea londinense dijo que 840 de los 1.250 vuelos de ayer se vieron afectados, lo que repercutió a cerca de 180.000 pasajeros. Mientras buena parte del norte de Europa se vio afectada por el caos en el tráfico aéreo, en Islandia, origen de la erupción, las restricciones fueron limitadas y el aeropuerto internacional de Keflavik funcionó con normalidad.
turbinas de los motores Todo el caos en el espacio aéreo se debe a que la ceniza volcánica contiene partículas que pueden afectar el funcionamiento de las turbinas de los motores de los aviones y absorbe fácilmente el agua, lo que puede derivar en cortocircuitos y estropear algunos componentes eléctricos. Los expertos señalan también que puede disminuir las prestaciones de las aeronaves al depositarse sobre las alas, además de afectar a la visibilidad.
Keflavik se encuentra al oeste del glaciar Eyjafjälla, y en uno de sus cráteres estalló la erupción, mientras que las cenizas se comenzaron a esparcir en dirección este y sureste. Pero, la situación en Islandia, una isla volcánica donde se producen erupciones en una media de cada tres años, fue en todo momento de relativa calma. Gran parte de las 800 personas residentes en la zona próxima al volcán que fueron evacuadas el pasado miércoles ya había regresado ayer a sus casas, aunque las autoridades no descartaron nuevas evacuaciones.
La Dirección de Salud invitó ayer en reiteradas ocasiones a los islandeses a permanecer en sus casas y no salir salvo por motivos de necesidad, en cuyo caso recomendó el uso de mascarillas para protegerse de los gases tóxicos que puedan ser enviados a la atmósfera a través de la ceniza. Un aviso que fue dirigido a toda la población y no sólo a la que reside en zonas próximas al volcán, ante la imposibilidad de predecir con certeza cambios en la dirección del viento para lo que distribuirán gratis mascarillas en los centros de salud.
La corriente de lava, mezclada con hielo derretido del glaciar, ha provocado un aumento del nivel de agua de uno a dos metros en un río cercano a Eyjafjälla, lo que obligó a los equipos de rescate a abrir zanjas en los caminos para evitar daños a varios puentes.
Los expertos calculan que esta erupción es diez veces superior a la del vecino volcán Fimmvorduhals, producida a finales de marzo y que se apagó la semana pasada. El mayor temor es que estas erupciones sean un adelanto del estallido del volcán Katla, de mayor potencia, como ha ocurrido en ocasiones anteriores.
una situación habitual El tráfico aéreo se corta unas 25 veces al año por cenizas volcánicas en torno a Alaska o el Pacífico generalmente porque hay muchos volcanes activos, y ya ha habido muchos sucesos similares al actual.
Así lo explicó el profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Ramón Ortiz, a la vez que aclaró que este tipo de incidentes son "normales", no es la primera vez que se produce, teniendo en cuenta que los aeroplanos actuales son "más vulnerables" a la ceniza que los antiguos. "Las cenizas volcánicas se meten en las turbinas, ahí se funden, posteriormente se solidifican y es entonces cuando el motor pierde potencia y sube la temperatura y se llega a parar. Los signos se detectan enseguida y los pilotos deben dar media vuelta. Todo cuesta un montón de dinero porque hay que poner motores nuevos", agregó el Ortiz.
En 1982 la erupción de un volcán estuvo cerca de causar una catástrofe aérea en 1982, cuando un Boeing 747 de British Airways tuvo que aterrizar de emergencia después de que las cenizas bloquearan tres de los cuatro motores del aparato. Ortiz detalló que el motor "traga mucho aire" y el radar puede confundir la ceniza con una nube al estar recubierta de agua. "La imagen que te da el radar es que es una nube normal", puntualizó, al tiempo que señaló que si la ceniza se ha trasladado al norte de Europa es por la circulación atmosférica. Islandia es uno de los países con más actividad volcánica, con cerca de 200 volcanes posglaciales, con una erupción cada cinco años más o menos. En esta línea, el investigador del CSIC recordó la erupción del que se entiende como el volcán "más importante del mundo" el también islandés Laki, que tiene una extensión de cerca de 25 kilómetros de longitud y más de cien cráteres, y del que dicen que fue el principal causante de la Revolución Francesa. "A causa de la ceniza tras la erupción de Laki en el siglo XVII aumentó la mortandad en toda Europa y provocó inviernos malos, donde se perdieron cosechas, lo que dio origen al hambre que impulsó esa guerra", comentó. En el caso español, los científicos se encuentran pendientes del Teide, que desde 2004 intensificó su actividad volcánica y en cualquier momento podría despertarse. "A lo mejor le apetece y sigue muy activo", concluyó Ortiz.