Los avances en la investigación biomédica sobre la diabetes son especialmente llamativos. Echando la vista atrás en unos pocos años recordamos las pastillas y las agujas inyectables bastantes dolorosas. El tratamiento actual, absolutamente específico con inyectables indoloros, es un avance inconmesurable para una enfermedad crónica tan silenciosa como mortal si no se trata. En los casos más agudos sí ha de recurrirse incluso al trasplante de páncreas, pero mirando un poquito más allá la esperanza está en la genómica. "Tanto la toma de pastilla como los inyectables o el propio trasplante, lo que hacen es paliar los síntomas -es decir controlar el nivel de glucosa-, pero el paso definitivo y, por supuesto, el que esta enfermedad no pase a la siguiente generación, pasa necesariamente por una modificación de los genes que controlan la producción de insulina", asevera Gonzalo Verge, director médico de Novo Nordisk. "Evidentemente, es más fácil pensarlo que ejecutarlo y llevarlo a la práctica, pero conociendo el cromosoma y los genes donde radica el control de esa síntesis, el que se curen los genes por ingeniería genética es cuestión de tiempo, esperemos que poco tiempo", remacha Verge.
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