vitoria. El Hospital Santiago ha sido testigo desde finales de 2007 de un rosario de reformas que han afectado a prácticamente todos sus servicios y plantas, aunque en especial a los dos edificios que dejarán de pertenecer al centro una vez culminada la reordenación sanitaria de la capital alavesa. En total, un coste aproximado de cinco millones de euros en apenas tres años que, a la vista de los acontecimientos, deberán ser amortizados en apenas otro lustro. Una serie de "obras a la basura" que también han encendido la ira de los trabajadores del centro sanitario, más aún en los actuales tiempos de crisis. Sin lugar a dudas, el proceso más espectacular y costoso ha sido el movimiento de planta y la renovación completa del área de esterilización del centro, situada en el pabellón central, y que supuso un coste de 2,5 millones de euros a las arcas autonómicas.

En este tiempo, además, Santiago ha adquirido una máquina de resonancia magnética, valorada en 1,9 millones de euros, que obligó de paso a acometer una gran reforma en la cocina del hospital para hacerle hueco. Ambas instalaciones se ubican en la planta baja del pabellón central del hospital, que a priori no formarán parte del futuro centro de crónicos.

Otras actuaciones destacables que se han llevado a cabo en Santiago son, por ejemplo, la reforma integral de la fachada y los accesos, la adquisición de una máquina de litotricia, para intervenir a pacientes con problemas renales mediante ondas de choque, así como de un dispositivo de captura de imágenes empleado en medicina nuclear (gammacámara) que costó otros 600.000 euros.

La última reforma consistió en la renovación integral de la planta baja del pabellón colindante a la calle La Paz, destinado a consultas externas, que perderá íntegramente sus actuales usos sanitarios. La remodelación de esta ala completa -la planta baja y la segunda- ascendía a 520.000 euros, aunque finalmente sólo se ha hecho a medias.