Barria, ayer y hoy
El tiempo pasa. Y la vida cambia. Junto a una vieja abadía cisterciense, ahora una escuela-taller forma a jóvenes con discapacidades.
barria es hoy en día un barrio de Narbaiza, perteneciente al municipio de San Millán, pero en el pasado fue mucho más: un señorío monástico con enorme influencia en la Llanada y aún en todo el territorio alavés y en la vecina Gipuzkoa.
El monasterio de monjas del Císter de Barria fue fundado a finales del siglo XII, en un paraje apartado, como era costumbre, pero fértil y con fácil acceso al agua. Su nombre, lo nuevo, indica que antes allí no había nada. La fundación corrió a cargo del rey de Navarra Sancho VI, en su política de estructuración de esta parte occidental de su reino, dependiendo el nuevo monasterio del de Tulebras. Tras la conquista castellana, Barria pasó a depender del monasterio burgalés de las Huelgas, y asumió su protección la familia procastellana de los Mendoza, de la que proceden los Duques del Infantado.
En 1252 se produjo un pleito con Narbaiza por el aprovechamiento de las tierras que circundaban a Barria, que fue ganado por el monasterio. Diego López de Haro, Señor de Bizkaia, que era también Alcalde Mayor de Castilla, ratificó así una sentencia de su padre, Lope Díaz de Haro, que fue también Señor de Bizkaia entre 1214 y 1237. En 1262 los señores alaveses de la Cofradía de Arriaga donaron a Barria las aldeas vecinas de Latxa y Agirre. No es de extrañar ese trato de favor, puesto que las monjas de Barria pertenecían a esas familias nobles alavesas. Tras la voluntaria entrega de sus derechos señoriales, por parte de los cofrades de Arriaga en 1332 al rey de Castilla, Alfonso XI, éste reconoció y reafirmó los privilegios que poseía Barria, los cuales serían acrecentados por sus sucesores.
En contraprestación por sus privilegios, el pueblo donaba anualmente al concejo de Narbaiza cuatro cántaras de vino, cinco libras de queso y media fanega de pan y al de Axpuru la mitad de esas cantidades. La entrega de este tributo está en el origen de la romería de San Bernardo, fundador del Císter, que se celebra en Barria cada 20 de agosto.
Las primeras edificaciones de Barria, de estilo protogótico cisterciense, fueron sustituidas por otras a finales del siglo XV, manteniéndose la estructura cisterciense original, con el claustro al sur de la iglesia y un pozo en su centro. El claustro actual, renacentista de mediados del XVI, fue obra del cantero Ramiro de Okariz, natural de Heredia.
El monasterio fue declinando rápidamente durante el siglo XIX. En 1875 perdió su condición de parroquia y su independencia de la diócesis. En los años 30, Barria fue refugio de algunas de las videntes de Ezkioga. En 1973 se cerró, y la comunidad se trasladó a Oion. Y desde 1984, es un albergue propiedad de la Diputación alavesa.
centro formativo Fue ahí, en Barria, donde hace ya veinticinco años los Escolapios de Vitoria adquirieron unos terrenos, donde construyeron un edificio con la intención de dedicarlo a casa para convivencias. Desde entonces, el inmueble ha cumplido esa función. Y en el entorno se ha añadido otra.
En el colegio gasteiztarra estaban preocupados debido a que los alumnos con discapacidades intelectuales, que estudiaban en el aula de aprendizaje de tarea no disponían de ninguna salida específica al cumplir los 18. De ahí surgió la idea de emplear los terrenos de Barria para poner en marcha un taller-escuela dedicado a los trabajos de jardinería. La Fundación Itaka Escolapios consiguió la colaboración del Ayuntamiento de Vitoria y del Inem, y en 2006 comenzó la nueva aventura. Ya la han disfrutado 24 jóvenes.
El ciclo dura dos años. Los seis primeros meses los alumnos reciben enseñanzas en el terreno de Barria. El año y medio restante, hacen prácticas en los pueblos del municipio con un contrato de formación, que supone un 75% del salario mínimo.
Los alumnos llegan a las ocho de la mañana en el autobús de línea y regresan a sus domicilios a las tres de la tarde. Fernando Rodríguez, responsable del taller-escuela, señala que los beneficios de esta actividad van más allá de la incorporación al mercado laboral. "También favorece su autoestima, su capacidad para organizarse, y estimula sus habilidades sociales".
A partir del año que viene, la situación cambia para el centro. El convenio con el Inem finaliza y es preciso buscar nuevos socios para seguir adelante con el programa.
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