Vitoria. Los comercios de Vitoria están a punto de despedir una temporada que la mayoría coincide en calificar como "floja". Ni siquiera las rebajas, con descuentos más agresivos que otros años, han ayudado a que las tiendas se desprendan del stock sin pasar por apuros, tal y como viene sucediendo durante los dos últimos años.
La sombra de la crisis sigue estando presente en todo el sector textil y del hogar. Pero este invierno la situación se ha tornado incluso más difícil debido a la climatología. Las heladas del pasado mes de enero, que dejaron una ciudad prácticamente paralizada, coincidieron con el inicio de los saldos, por lo que la repercusión en las ventas fue importante. "No había nadie en la calle y eso se notó", asegura Sonia Salazar, propietaria de Ciudadella, una de las tiendas que se refugian en el edificio Opera.
Ahora que el tiempo ha empezado a dar una tregua se percibe cierta recuperación, por lo que todas las esperanzas están puestas en estos últimos días de rebajas. Muchas tiendas, de hecho, han tirado la casa por la ventana, y anuncian en sus escaparates descuentos que superan incluso el 70%. Es el caso de Chus-ropa, en la calle San Prudencio, que este año ha tenido que sacar la artillería pesada para atraer clientes y poder competir con las grandes franquicias que se están apoderando del centro de la ciudad. Así, prácticamente desde el comienzo de las rebajas puso sus productos a mitad de precio. Pese a ello, las ventas se resistían. "Casi no se notó, con las heladas pegó un bajón terrible", se lamenta María Eugenia Castresana, responsable de esta tienda de ropa de mujer. Sin embargo, el nuevo mes parece que trae mejores noticias. Después de semanas sufriendo temperaturas bajo cero, los ciudadanos se han animado a salir de sus casas para comprobar si queda todavía alguna ganga. Así, aprovechando esta circunstancia, "y con un poco de alegría", Castresana espera vender buena parte del producto que le queda antes de que arranque la nueva temporada.
Pese a los malos tiempos que corren, los comerciantes gasteiztarras siguen rebosando optimismo y ganas. La responsable de Anny, Sofía Arce, es un claro ejemplo de ello. Regenta una de las tiendas más clásicas del centro de Vitoria, dedicada a la moda infantil. No en vano, lleva ya 40 años en el negocio, un tiempo en el que ha visto "abrir y también cerrar" muchas tiendas de su mismo sector. Es consciente de que toca ahora vivir un momento malo, y de que "hay que aguantar". Sin embargo, no oculta su preocupación. "Llevamos dos años así y las tiendas tienen mucho miedo a comprar para la temporada siguiente, ¿y si luego no vendes, qué?", se pregunta Arce.
Víctima también de este mal momento es David Sánchez, un joven emprendedor que el pasado mes de septiembre abrió en la calle Arca su propia tienda de ropa urbana: Destiny. Sin embargo, pese al esfuerzo invertido, los comienzos no están siendo nada fáciles. "Es normal, hay mucha gente que se está quedando sin trabajo con la crisis, y eso está repercutiendo a las tiendas", asegura. Por ello, no duda en calificar la temporada de rebajas de "muy mala". "Y todavía queda marzo, a ver qué pasa, porque le tengo miedo", añade. Ni siquiera la inminente llegada de la primavera, que llenará sus colgadores de ropa nueva, le reporta tranquilidad. "Los clientes ni preguntan por la nueva temporada", se queja.
A pocos metros de este local, se encuentra Natura, una conocida franquicia que vende productos para el bienestar. Su responsable en Vitoria, Ana Uslé, confiesa haber conseguido esquivar en gran medida la crisis. ¿El secreto? "Echarle imaginación, alegría y cambiar mucho de producto", explica.
A pesar de que no se trata de una tienda con productos de primera necesidad, siempre hay alguien dispuesto a llevarse una vela, que no supone un gran desembolso. "Se compra mucho por impulso", explica. Así han encontrado un equilibrio a la espera, como el resto de sus compañeros del sector, de que lleguen tiempos mejores.