Vitoria. Álava no quiere perder el tren de la revitalización económica en aquellos municipios de su geografía que se verán negativamente afectados por el cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña. Aunque la infraestructura se halla emplazada en suelo burgalés, todos los informes de impacto elaborados desde el anuncio del cierre de la planta confirman que más de una docena de ayuntamientos alaveses -y sus habitantes- sentirán en sus bolsillos la onda expansiva de la clausura en forma de desmantelamiento industrial y desempleo. La Diputación, que continúa reclamando el cierre definitivo de la instalación, se muestra al mismo tiempo preocupada por el futuro de la zona, desveló que plasma en una propuesta de revitalización económica a la que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

La Junta de Castilla y León, junto a la Diputación Provincial de Burgos, representantes de la Administración General del Estado, sindicatos, empresarios y portavoces de los municipios situados en la zona de influencia de Garoña, pactaron a finales de 2009 un plan de dinamización económica y de fomento del empleo que sólo se ocupa del territorio castellanoleonés. Ahora, siguiendo esta misma línea, la Diputación Foral de Álava quiere sentar a una nueva mesa negociadora a los responsables de los gobiernos central y vasco junto a los delegados municipales y forales para pactar otra línea de ayudas que se encargue de solventar la vertiente alavesa del problema.

A instancias de las Juntas Generales de Álava y del Pleno del Parlamento Vasco, que en noviembre y diciembre de 2006 animaron respectivamente a adoptar medidas para salvaguardar el futuro económico de los ayuntamientos del territorio situados en un radio de 30 kilómetros a la redonda de la central nuclear, el ente foral ha preparado un documento base sobre el cual desarrollar posibles acuerdos. Dicho texto recoge las propuestas que los propios consistorios alaveses afectados consideran que les ayudarían a recobrar el empuje financiero.

Los trece municipios alaveses que se encuentran dentro de las distancias establecidas se agrupan en dos tramos. Dentro del anillo de 10 kilómetros de anchura que se dibuja alrededor de Garoña se ubican los de Valdegovía y Lantarón, mientras que el resto -Aiara, Amurrio, Añana, Armiñón, Berantevilla, Iruña Oka, Kuartango, Ribera Alta, Ribera Baja, Urkabustaitz y Zambrana- se hallan a una distancia inferior a los 30 kilómetros. Si sumamos el número de habitantes y el área que ocupan estos trece municipios, deducimos que la clausura de Santa María de Garoña repercutirá económicamente sobre una extensión de 1.016 kilómetros cuadrados ocupada por 23.067 personas.

promoción e inversión De acuerdo con el contenido del citado documento base preparado por los técnicos forales, se contemplan distintas acciones en materia de promoción e inversión económica "para contrarrestar los efectos del cierre de la central para el periodo 2010-2013". Las intervenciones más destacadas están orientadas a la dotación de espacios económicos competitivos para promover proyectos industriales de alto valor añadido "capaces de generar empleo estable, la cualificación de la mano de obra, la promoción del incipiente sector turístico en la zona como un pilar cada vez más importante en la economía comarcal y la dotación de infraestructuras que ayuden a fijar y mejorar la calidad de vida".

Tal y como detalla la propuesta foral, el paquete inicial de actuaciones que se pone sobre la mesa -y que podría estar sujeto a todo tipo de variaciones en función de la negociación que se lleve a cabo-, representa una inversión cercana a los 300 millones de euros que se repartirían dentro de los ámbitos industrial, turístico, cultural, medioambiental, de infraestructuras, general y de fomento de las tecnologías de la información y de la comunicación.

planteamientos concretos Cada municipio ha aportado ideas concretas que la Diputación ha trasladado a su propuesta. Dentro del capítulo industrial, Amurrio sugiere crear un polígono industrial del sector primario en el que ganaderos y agricultores se ocuparían directamente de la gestión mediante la constitución de una cooperativa. Un "vivero de empresas" para reactivar la zona. Ribera Baja, por su parte, plantea vincularse a la plataforma logística de Arasur mediante un proyecto de intermodalidad que posibilite "un transporte más sostenible y atraer a nuevas empresas".

De lleno en el plano turístico, Araia apuesta por incentivar el atractivo del conjunto monumental de Quejana como fuente de ingresos. Amurrio reclama fomentar el enoturismo como elemento de "despegue" de la comarca y Salinas de Añana se decanta por el conjunto de actuaciones recogidas en su plan director -restauración del valle salado, recuperación de caminos, construcción de un centro de acogida e interpretación y recuperación del recinto amurallado de Añana-. Lantarón propone volcarse con el balneario de Sobrón y su entorno como oferta turística y de ocio y, finalmente, Ribera Alta apunta la posibilidad de rehabilitar las antiguas Yeserías Zárate, antigua mina de yeso, así como los hornos de calcinación.

En materia cultural, Salinas de Añana plantea potenciar su yacimiento de icnitas, que le confieren carácter único al enclave, y Kuartango apunta como opción la creación de un parque de la arquitectura megalítica. En el ámbito medioambiental, Valdegovía apunta la necesidad de acometer diversas actuaciones en el parque natural de Valderejo, mientras que Amurrio propone instalar depuradoras de aguas residuales en Tertanga, Delika y Artomaña. Aiara quiere crear un bidegorri entre Luiaondo, Respaldiza y la ikastola Ibaguen.

En el apartado de las infraestructuras, se contempla intervenir integralmente en las iglesias de todos los municipios, renovar la infraestructura del cableado de Ribera Baja, construir un edificio multiusos en Lantarón y desarrollar un plan de normalización del euskera en todas las localidades. Finalmente, en materia de comunicaciones, se plantea dotar de acceso a las nuevas tecnologías a todos los núcleos de población alejados de las zonas urbanas del territorio.