vitoria. La central nuclear de Santa María de Garoña llevó a cabo ayer una reducción de potencia no programada, superior al 20%, ante los indicios de una posible fuga de agua. Este anuncio del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se produce apenas cuatro días después de que grupos ecologistas y la empresa al frente de la planta burgalesa, Nuclenor, se embarcaran en un cruce de declaraciones por una parada que, según unos, se debió a una avería y, según otros, estaba prevista.
La polémica surgió después de que agrupaciones ecologistas como Eguzki o Ecologistas en Acción denunciaran que Garoña sufrió una fuga de agua radiactiva del circuito primario. En concreto, estos colectivos señalaron que el problema se encontraba en una válvula de drenaje del circuito de refrigeración de la central. La rotura, según estas informaciones, impedía el cierre de la válvula y provocaba que se vertiera agua de forma permanente al río Ebro. La noticia generó alarma sobre todo porque no hubo informe del incidente por parte del CSN. Sin embargo, los responsables de la planta nuclear negaron en todo momento estas informaciones y aseguraron que la parada estaba programada y que se llevaba a cabo para reparar una válvula auxiliar, situada en la contención primaria.
Ayer, Garoña redujo su potencia en un 20%, una maniobra que no estaba programada y que, en este caso, sí contó con el aviso -a las 14.00 horas- al CSN. La entidad explicó que la central efectuó esta maniobra "ante los indicios de una posible fuga de agua en el interior de la contención primaria", precisamente el lugar donde ubicaba la mencionada válvula auxiliar. Este problema se habría detectado durante el proceso de arranque de la central. Las mismas fuentes señalaron que la central inició la secuencia de parada para inspeccionar el suceso que, según aseguraron, "no tuvo repercusión en los trabajadores, la población ni el medio ambiente".