Vitoria. Existen negligencias cortantes, e incluso sangrantes, si bien la mayor dificultad estriba en demostrar que se tratan precisamente de eso, de errores inducidos por la mala práxis. Sobre todo si se tiene como antagonista a la Administración. Al unir el concepto de desacierto al de amputación, podríamos pensar que nos encontramos ante un nuevo caso de error médico. Nada más lejos de la realidad. Un vecino de Vitoria reclama al Ayuntamiento una indemnización tras perder un dedo en un accidente ocurrido en el centro cívico de Lakua. Un incidente del que responsabiliza a los encargados municipales por "gestionar mal" las instalaciones. El Ayuntamiento, sorprendentemente, replica a través de un informe que en el día de autos el centro estaba cerrado y desestima, por ahora, resarcir el daño.
Aunque el expediente de reclamación patrimonial sigue su curso por los vericuetos municipales, el suceso tuvo lugar hace ya casi dos años. Fue concretamente el 17 de marzo de 2008, cuando este vecino del barrio de Sansomendi se dirigió, acompañado de su hijo menor de edad, al centro cívico de Lakua. Ambos accedieron al recinto por la puerta lateral del nuevo frontón. El encargado, o alguien que al menos tenía el aspecto de serlo, les confirmó que podían emplear el frontón descubierto.
Mientras una decena de personas disfrutaba de los campos de hierba artificial jugando al fútbol, padre e hijo se dedicaron a jugar al frontenis durante más de una hora. Un adulto y dos niños más accedieron posteriormente al lugar a través de una puerta corredera para echar una pachanga y el chaval optó por unirse al grupo. El padre, mientras tanto, decidió llevar las raquetas de vuelta a casa. Pero todas las puertas estaban cerradas y no había forma de salir. les habían dejado encerrados.
Ante la imposibilidad de abandonar el recinto por la vía ordinaria, el hombre saltó una de las vallas con tan mala fortuna que su alianza de matrimonio se enganchó en uno de los extremos de la parte superior. Las bridas de la cerca estaban cortadas y la estructura cedió bajo su peso. La desventurada maniobra se saldó con la amputación de un dedo de la mano derecha. El que portaba el anillo.
Al percatarse del accidente, el grupo de chavales que se encontraba practicando deporte en el centro cívico salió por una pequeña abertura que sabían que había en la valla. Al único adulto que quedaba en el interior no le quedó más remedio que saltar la verja por otro punto del perímetro. Se desconocen los motivos por los que los responsables del centro cerraron las puertas dejando a varias personas en el recinto, pero el accidentado asegura en su instancia de demanda contra el Ayuntamiento que los encargados del mismo asumen con normalidad que la gente entre y salga asiduamente bien saltando la valla, bien a través del agujero practicado en la misma.
en un cuenco con hielo La noticia se propagó y al poco tiempo varios familiares del accidentado buscaban el dedo seccionado. Lo encontraron, lo metieron en un cuenco con hielo y fueron rápidamente al Hospital de Txagorritxu. Desde allí fue trasladado a Cruces y, finalmente, recaló en el Hospital Donostia. No hubo posibilidad de reimplantarlo.
El demandante, que solicita que se indemnicen los daños derivados de la "mala gestión" del centro cívico, cifrados por los expertos en más de 14.000 euros, aportó el testimonio de diversas personas presentes en el lugar durante el accidente. En junio de 2009, la edil Marian Gutiérrez resolvió desestimar la reclamación "por no apreciar relación de causalidad entre el funcionamiento de los servicios públicos y los daños". Una decisión que ya ha sido recurrida.