Vitoria. El Gobierno Vasco ha decidido desactivar "los mecanismos extraordinarios puestos en marcha en su día -a través del Plan de Acción frente a una Pandemia Gripal en Euskadi (PAPGE)- para mitigar el impacto de la pandemia" de la gripe A. Lo ha hecho tras comprobar que la incidencia del virus A H1N1 en la CAV "ha sufrido un fuerte descenso", situándose por debajo del umbral epidémico. La última comunicación oficial al respecto de Osakidetza cifraba la tasa en 13,42 casos por cada 100.000 habitantes, lejos del pico que marcó en noviembre con 550 casos por cada 100.000 habitantes.
El aviso que el Departamento de Sanidad y Consumo ha enviado, a lo largo de esta semana en formato epistolar, está dirigido a todas las instituciones, ayuntamientos y personas involucradas, de forma directa o indirecta, en el Comité de Pandemia de Euskadi. Esta figura y sus células específicas (Subcomité de Vigilancia Epidemiológica; Subcomité de Antivirales y Vacunas; y Subcomité de Respuesta, Control y Protección) se han mantenido, hasta ahora, en alerta para evaluar la situación y los datos de incidencia que la nueva gripe iba arrojando en la CAV.
Concretamente, el Comité de Pandemia, descrito en el PAPGE, tiene representación de las consejerías de Sanidad, Interior, Asuntos Sociales, Educación y Justicia; de las diputaciones forales de los tres territorios y de la Delegación del Gobierno; además de los ayuntamientos de Donostia e Irun, en Gipuzkoa; Bilbao, Getxo, Barakaldo y Portugalete, en Bizkaia; y Vitoria, en Álava.
Los últimos resultados han llevado a Sanidad a desactivar la alarma que mantenía en vilo al Comité de Pandemia y los subcomités técnicos. Esto no quiere decir que no se vaya a continuar con la vigilancia de la evolución. Al contrario, como suele hacerse con la llamada gripe estacional o con otro tipo de enfermedades infecciosas de las que se encarga la red de vigilancia epidemiológica del País Vasco, ésta se mantendrá. De hecho, la epístola, firmada por la directora de Salud Pública, Mercedes Estébanez, da cuenta de que "se seguirá manteniendo una estrecha vigilancia" en su evolución.
pérdida de confianza en la oms Pero de algún modo, esta semana Sanidad ha dado carpetazo a una gripe que no ha respondido a las expectativas creadas desde la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una entidad que ha tenido que entonar un mea culpa matizado -sin aceptar las críticas relativas a las presiones de las farmacéuticas- y anunciar una evaluación externa de su gestión, que llevarán a cabo los expertos independientes.
En Euskadi, el consejero Rafael Bengoa ha despachado el asunto con una comparecencia el pasado martes en la que señaló que sólo el 23% de la población en riesgo se ha vacunado (la campaña empezó el 16 de noviembre).
No obstante, la gripe A ha causado siete muertes en la CAV, aunque menos de las que se preveían -el 0,4% de las barajadas en el peor escenario-. Quizá, lo que más ha sorprendido a médicos y epidemiólogos, es que, además de tener una prevalencia mayor en los menores de 25 años, haya causado la muerte de personas jóvenes sin patologías previas o incluso de embarazadas.
Hábitos de higiene La calificada como primera pandemia del siglo XXI concluye, así, su primera visita con unos datos pobres que, según los expertos, han tenido como principal conclusión la pérdida de la confianza en la OMS. No obstante, gracias también a la psicosis generada en torno a esta enfermedad, la higiene personal -lavado de manos, taparse la boca al estornudar o dar la mano en lugar de besar a alguien- han calado profundamente en la ciudadanía, una ventaja para hacer frente, no sólo a las futuras gripes, sino a todo tipo de enfermedades infecciosas.
Cuando casi se cumple un año de las primeras apariciones de este virus de origen porcino, que tuvieron lugar en México por marzo de 2009, la gripe A ha dejado historias curiosas y llamativas, como la de la monja benedictina que revolucionó a los estamentos principales al desaconsejar, con convincentes argumentos, la vacunación; o la compra de Lotería de Navidad con el número que representaba el año en el que la Gripe Española -01918- se llevó por delante a miles de personas.