vitoria. El inicio de 2010 ha traído al territorio frío, nieve y agua. Unos fenómenos que no deberían sorprender teniendo en cuenta la época del año en la que se está, pero que no han dado descanso a los alaveses estos días. Y es que más vale que los Reyes Magos trajeran de Oriente en sus camellos una buena ración de ropa de abrigo porque los habitantes de la provincia la han necesitado.

Apenas si se han contado con dos días despejados totalmente en el territorio, ya que el resto de este 2010 se ha caracterizado por cielos encapotados y precipitaciones. Así durante la primera semana, el territorio mantuvo la calma con bajas temperaturas y bastante viento. De hecho, en algunos puntos se sufrieron fuertes rachas, en ocasiones huracanadas, como ocurrió en la estación de Páganos, que registró entre la noche del día 7 y hasta la madrugada del día siguiente viento del noreste de hasta 122,4 km/h, la máxima de toda Euskadi.

Después de estos primeros días, la nieve tomó el relevo de Eolo. De esta forma, durante tres días la provincia se convirtió en el centro de la nieve por excelencia, con precipitaciones en cotas muy bajas y paisajes blancos en todo el territorio que dejaron casi colapsada a la capital alavesa durante unos días. Tras este episodio, el frío llegado desde el continente y los cielos despejados provocaron severas heladas. De esta forma, el día 11 la provincia amanecía con mínimas que dejaban los cuerpos helados. El récord lo marcó Espejo, donde se apuntaron registros negativos de hasta 15,3 grados, seguidos de los 13,7 de Zambrana, los 13 de Arkaute, los 11,9 de Salvatierra o los 11,7 de Abetxuko.

Un caos que convirtió la nieve acumulada en pistas de hielo que llevaron a muchos vecinos a las salas de los hospitales con torceduras y roturas por caídas inesperadas.

Y como dicen que no hay dos sin tres, la acumulación de nieve en los montes y el hielo llevó a que, con la subida de las temperaturas y las primeras precipitaciones, el agua tomara protagonismo. Así las cosas, las circunstancias obligaron a desembalsar de forma gradual el embalse de Ullibarri Gamboa durante algunos días, sin que esto provocara grandes inundaciones a los terrenos cercanos. A esta situación se unió el episodio de la conocida como lluvia engelante. Con este nombre se conoce al fenómeno que se produce cuando la capa de aire frío acumulada en las zonas bajas tarda en ser sustituida y hace que la lluvia que cae se congele en contacto con el suelo. El hielo negro ocasionó así numerosos problemas en las carreteras de la Rioja Alavesa.

De esta forma, se puede considerar que el inicio de año ha sido húmedo y frío. Y es que Álava ha registrado las temperaturas más bajas de lo que llevamos de siglo, junto a las de 2006. Eso sí, aún quedan lejos de las sufridas en 1985, cuando el mes de enero dejó a Vitoria con una media de 0,9 grados, mientras que el promedio de la Llanada se ha quedado esta vez en poco más de 3 grados.

En cuanto a la lluvia, ha sido un mes húmedo en todo el territorio con excepción de la Montaña y Rioja Alavesa. La última muestra han sido las acumulaciones sufridas en el norte de Álava el pasado sábado, que llevaron a Alegría al nivel de alerta.