las calles de la capital alavesa se volvieron a llenar de sonrisas la tarde del jueves con la presencia en carne y hueso del mítico y entrañable Olentzero. Miles de niños gasteiztarras salieron a recibirle en un desfile que estuvo cargado de emoción y sobre todo, muchos aplausos. El popular carbonero no defraudó y bajó del caserío con una saca cargada de regalos haciendo frente a la difícil situación económica.

El entrañable personaje, que no entiende de crisis, se subió a su humilde carroza tan pronto como terminó de desempolvar su pipa y de adecentar la txapela que le protegió del frío. Desde allí atravesó buena parte de la ciudad, desde el centro cívico Iparralde hasta la Plaza de España, para saludar a todos los pequeños que acudieron puntuales en su reclamo.

Para muchos de ellos era la noche más esperada del año. Habían sido obedientes, o por lo menos habían puesto esmero en serlo, y era el momento de recibir su recompensa por tal actitud. Los deberes estaban hechos; a ninguno se le había olvidado escribir debidamente la carta al Olentzero. Aun así, por si quedaba alguna petición de última hora, el buzón oficial que recoge los mensajes que van dirigidos al carbonero permaneció abierto hasta las 21.00 horas del día anterior.

Antes del desfile, de hecho, algunos de estos pequeños tuvieron la oportunidad de comunicarle a Olentzero en persona cuál era el regalo que deseaban recibir este año. Las puertas de la Casa Consistorial estuvieron abiertas desde las 11.00 horas para tal fin. Los nervios y la emoción en las caras de estos niños que aguardaban cola pacientemente en la Plaza de España por la mañana delataban que era un día muy especial. Con suerte, por la noche encontrarían bajo el árbol de Navidad ese juguete con el que tanto habían soñado. "Escribí la carta hace casi un mes, quiero un videojuego y un coche teledirigido", aseguraba Ibon Fernández, de 7 años.

desfile multitudinario Sin embargo, el momento más esperado fue el del inicio del desfile, a las seis de la tarde. Minutos antes, cerca de 60.000 personas se agolpaban ya en las aceras para no perderse ni un instante del paso de este popular y entrañable personaje, así como de toda su comitiva. No en vano, se trata del evento navideño más visto en la capital alavesa por detrás de la cabalgata de los Reyes Magos y del belén gigante de La Florida.

Olentzero partió desde el centro cívico Iparralde con un cortejo compuesto por más de 360 participantes. Entre ellos destacaban dantzaris, txistularis y trikitilaris, que pusieron la animación musical tradicional a todo el desfile.

Además, el grupo de teatro Tusuri deleitó a todo el público asistente con un espectáculo basado en la mitología vasca. Los ciudadanos pudieron ver pasar de cerca a personas como la Bruja, Tartalo, Galtzagorri o Herensuge.

En total fueron dos carrozas las que integraron el desfile del jueves. En la primera de ellas, que estaba ambientada en el mundo del bosque, viajaban seis niños txalapartaris, que interpretaban música en directo. La segunda, la más esperada por todos, llevaba a Olentzero, cargado con numerosos regalos para repartirlos horas después por cada hogar de la ciudad.

Pero el momento más intenso, sin duda, fue el vivido en la Plaza de España, donde finalizaba el recorrido. Desde el balcón principal del Ayuntamiento gasteiztarra salió a saludar a todos los pequeños y mayores, para desearles una feliz Navidad. Además, para entrar en calor, y de paso ir haciendo hambre, quienes se acercaron hasta la céntrica plaza pudieron disfrutar de castañas asadas, que se repartieron de forma gratuita. Fue en ese momento cuando Olentzero decidió retirarse para comenzar un intenso trabajo que duraría toda la noche.